Hatsune Miku, la distopía de la música en vivo sin vida

El holograma más famoso del K-Pop, que ha teloneado a Lady Gaga, llega al Sant Jordi Club de Barcelona

Hatsune Miku ABC
Nacho Serrano

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Ríanse de la indignación planetaria con el timo de Milli Vanilli. Treinta años después, aquel terremoto que sacudió los cimientos de la industria discográfica (incluso los Grammy se vieron obligados a retirarles el premio a Mejor Artista Revelación), miles y miles de personas de todo el mundo aplauden a Hatsune Miku , una diva del K-Pop (en este caso sería más correcto J-Pop, ya que es japonesa) que no sólo no canta, sino que ni siente ni padece, porque no está viva.

Esta cantante virtual, que utiliza una voz generada por ordenador y proyecciones de gráficos 3D para actuar en directo, acumula cientos de millones de reproducciones en YouTube y reúne a multitudes de hasta 40.000 personas en sus conciertos. Ha trascendido, además, las fronteras del K-Pop entrando de lleno en la escena «mainstream» occidental: ha sido telonera de Lady Gaga , ha actuado en el «late-show» de David Letterman, Pharrell Williams ha hecho remixes de sus canciones, y en nuestro país también se la adora:el año pasado hizo «sold out» en su visita a Madrid.

¿Por qué tanto éxito?

Ya ha habido otras experiencias con hologramas en el mundo del pop. Michael Jackson, Tupac Shakur o Freddie Mercury han sido víctimas de esta clonación virtual y, aunque fueron noticia por ello, los experimentos no acabaron de cuajar y no han tenido mayor recorrido. ¿Por qué el de Hatsune Miku (que significa «sonido del futuro») sí?

La respuesta está en el enorme empuje del fenómeno K-Pop , un movimiento en el que lo visual prima por encima de lo musical. La mayoría de sus artistas canta en playback, y dedica muchísimas más horas a la preparación de los aspectos estéticos de sus actuaciones: las coreografías, los vestuarios y el maquillaje son mucho más importantes que la afinación. ¿Se han fijado en el aspecto robótico de las estrellas del género? Más que chavales, sobre el escenario parecen androides de precisión milimétrica. De ahí tanto suicidio en la escena: muchos acaban sintiéndose totalmente deshumanizados. Hatsune es igual que ellos, pero sin depresiones. Es decir, más manejable y, sobre todo, mucho más rentable.

Su banda sí es real

En descargo de la gira «Hatsune Miku Expo» , que llega la semana próxima al Sant Jordi Club de Barcelona, hay que decir que, al menos, gran parte de la música sí es real. Al holograma le acompaña una banda de músicos de verdad, que tocan guitarras, bajos, baterías y sintetizadores siguiendo un guion que requiere la máxima precisión, y que no deja el menor resquicio para la improvisación. Las recompensas artísticas para ellos deben ser inexistentes, pero girar con Hatsune siempre será mejor que otros posibles destinos para un rockero nipón, como trabajar amenizando la franquicia japonesa del concurso La Ruleta de la Fortuna.

Para comprender el éxito de esta jovencita que ha recibido peticiones de matrimonio de gente real (como lo oyen), hay que acudir al proceso creativo que germina en su repertorio. Crypton Future Media, la compañía que la creó, ha ideado una licencia especial que permite superponer música propia sobre su imagen sin tener que pagar derechos de autor, por lo que Miku es capaz de interpretar hasta 100.000 canciones escritas por sus fans. Si todas le gustan, es un misterio. La próxima vez le pediremos entrevista para preguntárselo.

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