El Coro Nacional de España cumple cincuenta años

Una imagen del concierto OCNE

Alberto González Lapuente

Se sigue recordando el concierto de presentación del Coro Nacional de España , por entonces de la Escuela Superior de Canto, en el Teatro Real de Madrid, el 22 de octubre de 1971. Rafael Frühbeck de Burgos dirigía la segunda sinfonía de Mahler con las cantantes Esther Casas y Norma Procter , y con Montserrat Torrent al órgano. Culminaban las hábiles gestiones políticas de Lola Rodríguez de Aragón , directora de la escuela y del coro, y el tanteo desde unos tres años antes con distintos grupos de alumnos en conciertos y en alguna ópera. Hoy, los viejos papeles transmiten curiosos detalles de la sesión: la descripción del vestido multicolor de la mujeres diseñado por el pintor Vicente Viudes, conocido por sus retratos como el 'Arcimboldo español', y el crítico momento en que se escuchó al coro, «Auferstehn, ja auferstehn wirst du…», emitido con un pianísimo de infarto, afinadísimo e intenso. Debió ser algo muy especial: es un momento que siempre emociona a poco que se apure el efecto. Por eso el jueves volvió a suceder, en la primera de las cuatro sesiones con las que el Coro y Orquesta Nacionales de España han celebrado en el Auditorio Nacional de Música los cincuenta años de aquella primera ocasión.

Con motivo de los primeros 25 años, Antonio Iglesias redactó una lujosa memoria encargada por el Ministerio de Cultura. Cinco años después, José Luis García del Busto firmaba un folleto que concluía resaltando la «actívísima» labor desarrollada en esa misma temporada. Hoy, Miguel Ángel García Cañamero , actual director del CNE, en el programa de mano que preservará la memoria de la actual celebración, se alegra de haber despertado tras el confinamiento y vuelve la vista atrás para acordarse de quienes algo hicieron en favor del CNE, porque según escribe, un poco forzando el oxímoron, hacerlo es «mirar esperanzados al futuro». Cañamero habló también tras el concierto y puso en pie y aplaudió a los representantes de la Escuela Superior de Canto y a antiguos miembros del CNE que se acercaron al auditorio. Hay detalles y anécdotas vividas en estas décadas que se recogerán en cinco videos publicados a lo largo de la temporada: en Youtube pueden verse con facilidad.

Al cumplir los 50 años se habla mucho de pasado pero poco sobre el futuro, sobre la realidad. ¿ Cuál es el presente del CNE ? ¿Cuáles sus posibilidades? ¿Qué debe, puede o podría hacer? En la estricta actualidad, las mujeres del coro visten de negro, seguramente porque se prefiere la comodidad a la aventura; el coro canta guardando las distancias de seguridad con un margen de unas cinco butacas mientras ocupa las tribunas del fondo y las laterales del escenario, y la 'Segunda Sinfonía' de Mahler vuelve a escucharse pero reducida por José Luis Turina a casi la mitad de la plantilla original con el fin de salvaguardar los márgenes impuestos por la pandemia. Hay un interesante repertorio musical inspirado por el coronavirus y al que la Orquesta y Coro Nacionales de España ha contribuido con varias aportaciones: a veces recuperando versiones inauditas ('Noches en los jardines de España' o 'Don Quijote velando las armas' para la plantilla de la histórica Orquesta Bética de Cámara), incluso proponiendo transformaciones como la del director y compositor Glen Cortese para la mahleriana 'Das Lied von der Erde'.

La capacidad difusora del arreglo es obvia pero implica argumentos no menos interesantes, estudiados hace tiempo por el filósofo y musicólogo Peter Szendy , en relación con la necesidad de 'transparencia' a la que, según Schoenberg, ha de someterse cualquier traducción, entendiendo por tal la capacidad para explicitar la naturaleza inicial de la obra. José Luis Turina podría firmar esta apreciación, pues su trabajo mantiene el latido inmediato de la obra sin necesidad de sacar a la luz las presencias ocultas de las que hablaba Luciano Berio , asimismo un interesante transcriptor de música ajenas. Y en la realización está implícita la propia grandiosidad de la obra -que paradójicamente el propio Turina dice haber perdido-. Por eso «Auferstehn, ja auferstehn wirst du…» volvió a poner los pelos de punta a un auditorio que se puso en pie para aplaudir al coro, a la orquesta y al director David Afkham , capaz de engranar con naturalidad los dientes de una composición plagada de heterogéneos argumentos musicales.

Puestos a elegir, podría recordarse el primer movimiento, interpretado por la Orquesta Nacional de España con una claridad, limpieza y sonoridad sobresalientes; algunos destellos del cuarto prolongados en el registro central de la mezzo Karen Cargill , brillante frente a la alicorta corrección de la soprano Julia Kleiter . Aunque una vez más se hablará del movimiento final rematado por la actuación exquisita del Coro Nacional de España en un día de tensa expectación. Pero hay que recordar, luego merece la pena volver sobre Berio quien, tratando de explicar los arcanos de la música de Mahler, aclaraba que el profundo sentido de la misma se hizo evidente cincuenta años después de la muerte del autor. Afortunadamente, no ha sido necesario este tiempo para demostrar la necesidad de que exista el Coro Nacional de España. No obstante, nunca está de más seguir defendiéndolo.

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