Concha Buika ha publicado hasta el momento nueve discos
Concha Buika ha publicado hasta el momento nueve discos - BELÉN DÍAZ

Concha Buika: «Soy soberbia de nacimiento, lo siento»

La cantante mallorquina de sangre guineana actúa este sábado, junto al maestro Chucho Valdés, en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid

MADRID Actualizado: Guardar
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«Nunca fui educada en los estilos», asegura Concha Buika (Palma de Mallorca, 1972). No hace falta que lo jure, tan solo hace falta echar un vistazo al currículo que ha acumulado desde que publicó su debut en 2000, «Mestizüo», para comprobarlo. Tan pronto se junta con la intérprete india de sitar Anoushka Shankar, como es invitada a tocar en el Blue Note de Nueva York por el mismísimo Chick Corea. «Y lo peté», asegura. Puede ficharla Seal para participar en uno de sus discos o grabar un tema con Nelly Furtado. Colaborar con una cantante de fado como Mariza o subirse a un escenario con guitarristas de jazz y flamenco como el Niño Josele o Pat Metheny.

O puede cantar junto al trompetista Terell Stafford y llenar también el Carnegie Hall, con Chucho Valdés, para presentar un disco de homenaje a Chavela Vargas.

Concha Buika y Chuchoo Valdés publicaron «El último trago», en 2009
Concha Buika y Chuchoo Valdés publicaron «El último trago», en 2009 - ABC

«Mi madre bailaba todo igual, ya fuera música africana, heavy metal, la sintonía del Telediario o la música clásica. Ella venía de una tribu de Guinea y todo lo resumía en música de blancos o de negros, pero lo escuchaba todo con la misma pasión. Así es como nos educó», cuenta la cantante mallorquina, antes de presentarse en Madrid, de nuevo junto al maestro Chucho, este sábado en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid (20.00 horas).

Conoció al pianista cubano a finales de la década pasada. Buika ya había publicado cuatro discos, entre ellos, « Niña de Fuego» (2008), el mismo que catapultó su carrera internacional y que fue elogiado por medios como «The New York Times», «The New Yorker» o «Miami Herald». Fueron sus dos primeras nominaciones a los premios Grammy Latinos. Chucho Valdés, hijo del gran Bebo Valdés, ya era conocido como uno de los mejores pianistas del mundo y uno de los grandes referentes de la historia del jazz latino. Una leyenda que el pianista empezó a forjar con Irakere, el grupo que fundó a mediados de los 70 para revolucionar la música cubana, mezclándola con elementos del rock, la música clásica y la música tradicional afrocubana, además del jazz.

«Me impresionó conocer al maestro. Me sentí una privilegiada», asegura Buika, sobre el hombre que, a lo largo de las últimas cuatro décadas, ha compartido giras mundiales con leyendas como Dizzy Gillespie, Herbie Hancock, Carlos Santana, Michel Legrand, Michel Camilo, Chano Domínguez, Wynton Marsalis, Joe Lovano, Max Roach, Ron Carter o Tito Puente, por citar solo a algunos. «Recuerdo la llamada de mi representante para darme la noticia: “¿Una colaboración con el maestro Chucho? ¡Ay, qué maravilla!”, grité. Ni me lo pensé, por supuesto. Fue una bendición, un regalo de Dios», confiesa Buika, en una entrevista que rezuma espiritualidad (llámenlo poesía o como prefieran) por sentencias como: «La música vive más allá del tiempo», «soy un pájaro, y los pájaros no son de ningún sitio» o «las canciones vienen del cielo y se dirigen hacia nuestro cielo personal».

Las artista mallorquina de sangre guineana contesta desde Miami, la ciudad a la que se trasladó en 2011, para poder atender la fuerte demanda de conciertos que tenía en Estados Unidos. Asegura que, para ella, grabar un disco y salir a tocar con Valdés fue «como si recibiera un Grammy o un Oscar». Como un pequeño paso que dio «hacia algo que es maravilloso: la eternidad», pero que en ningún momento se puso nerviosa: «¡Ay, papi! A mí no me da miedo nadie. Tengo temor a Dios y a Hacienda, pero no a las personas. Soy soberbia de nacimiento, lo siento. Es un pecado capital que me encanta. Sentí que era algo que estaba en mi camino y que me lo merecía. Creo que las personas tenemos que valorarnos más, sobre todo en España, que nos hemos criado con la zapatilla en la colleja».

Desde entonces, Buika no ha dejado de jugar con el flamenco, el jazz, el soul, el pop, el rhythm & blues, el reggae y, en la última etapa, con el rock. Ya lo destacó Pedro Almodóvar cuando, en 2011, seleccionó dos canciones suyas —«Por el amor de amar» y «Se me hizo fácil»— para la banda sonora de «La piel que habito»: «Al verla atraída por géneros musicales tan diferentes y mezclarlos todos con tanta gracia y espontaneidad, uno no puede dejar de pensar que hay un futuro más brillante mientras se pueda testificar la evolución ilimitada de esta intérprete infinita».

«Mi estilo ha cambiado mucho desde que actué por última vez con Chucho Valdés —reconoce—. Me puse la chupa de cuero y me fui hacia el rock & roll, hacia el ruido. Me alejé del romanticismo y de las músicas más tradicionales… Me lo estoy pasando muy bien». «Lo único que me importa es la buena música. Si un tema me suena bonito y la persona me parece simpática, acepto cualquier colaboración. Que sea músico puede, incluso, darme igual. Si Rafa Nadal me ofreciera cantar un tema, lo canto con él. ¡Y con su tío! Todo lo que suene bien será bienvenido», añade la cantante entre risas, con una idea clara: «Lo importante es que la gente lo goce».

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