Fito & Fitipaldis: «Esta vez no he podido evitar incluir una canción política»

Cuando Fito Cabrales lee críticas en las que le acusan de repetirse, de hacer siempre el mismo disco, no se sulfura. Es más, reconoce que «en parte, es verdad». Este año ha publicado su noveno trabajo en solitario -igualando ya la discografía de Platero y Tú-, y la marca de la casa sigue intacta. «Cuando me pongo a grabar un disco, mi intención no es revolucionar el rock & roll, porque ya está todo hecho. Además, en cuanto abro la boca y empiezo a cantar, todo coge un tono muy particular del que no puedo ni quiero renegar. Lo que intento es cambiar cosas dentro de mi estilo, cosas que a veces son muy técnicas y la gente no se da cuenta», dice el artista bilbaíno.

Sí hay una novedad en «Huyendo conmigo de mí», y es que Fito se ha lanzado a por la canción política. «Siempre he huido de ese tipo de canciones, porque suelen tener fecha de caducidad», dice. «Hay que ser muy, muy bueno en eso para escribir un tema de tintes políticos que perdure en el tiempo, y yo creo que quizá no entro en esa categoría. Lo que pasa es que esta vez no he podido evitarlo, no he podido mantenerme tan al margen de lo que está pasando en la calle. No es que me haya puesto punk, pero sí que me ha entrado ese gusanillo, no he podido contenerme».

Vuelven las multitudes

A pesar de estos arrebatos combativos, que Fito se va haciendo mayor (este año ha cumplido 48) se nota en canciones como «Pájaros disecados», una alusión a la muerte de esas fantasías que se tienen en la cabeza cuando se es joven. «Fíjate que yo quería que el disco se titulara así, estaba convencidísimo, pero todo el mundo, mis hijos, mi mujer, mis amigos, mi compañía de discos, todos me decían que era demasiado triste, que buscara otro título. Al final se encargó de eso la compañía», asegura.

«Huyendo conmigo de mí», ya convertido en Disco de Platino con más de 40.000 copias vendidas, le ha devuelto a los grandes escenarios tras una gira de teatros en la que se distanció de las multitudes. «Aquello fue una necesidad vital. Por la razón que sea, me dejó de apetecer mirar hacia delante y encontrarme una masa gigantesca de gente. Necesitaba ver caras. Pero ahora ya me han entrado ganas de marcha, y ya que vuelvo a este formato, he querido hacerlo a lo grande», asegura. «Vamos a tirar la casa por la ventana y vamos a desplegar un escenario nuevo que es todo un reto. Siempre me he preocupado mucho por llevar los mejores equipos de sonido, y descuidaba un poco el aspecto decorativo, por decirlo de alguna manera. Pero eso ha cambiado en esta gira. Es diferente a todas las demás. No se trata de nada revolucionario, porque tampoco es que seamos Lady Gaga, pero sí que creo que la gente lo va a notar. Lo que me da un poco de miedo es que se me quede grande, ¡ja ja!».