Imagen de La pegatina, durante su concierto del sábado
Imagen de La pegatina, durante su concierto del sábado - carlos de saá

El Womad se da un baño de multitudes y diversidad musical

Rachid Taha, Argentina y La Pegatina triunfan en la segunda y última jornada del festival en Fuerteventura

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El sábado se vivió una jornada especialmente feliz en Fuerteventura. La playa de Gran Tarajal se vio invadida por verdaderas oleadas de aficionados. llegados de todos los rincones de la isla, para alegría de los organizadores del Womad y los comerciantes de la zona. Y no se debieron de marchar decepcionados estos visitantes, pues resulta difícil destacar a un artista o banda en concreto. Cada uno en su estilo lo hizo de forma sobresaliente.

Como Argentina. La cantaora onubense realizó un recital muy seriio sin concesiones, dejando que su voz, apabullante, fuera calando entre los presentes con su cristalina jondura. Solo se permitió salirse del camino con un par de tangos, aunque muy espartanos: acompañada solo por una guitarra. Terminó como es pertinente, con una bulería y el baile de sus palmeros.

La noche quedó impregnada de auténtico sabor flamenco.

Por el mismo escenario, el principal, apareció más tarde Rachid Taha. Ya no es ninguna noticia que el argelino residente en Francia ofrezca un espectáculo explosivo. El publico irremediablemente acaba dando botes ante su propuesta de música rais mezclada con rock. Un cóctel que en sus manos, y apoyado por una magnífica banda, resulta un arma de diversión masiva.

Discoteca atemporal

Aparecer detrás de semejante derroche de poderío resulta complicado, pero nadie puede decir que el cantante de The Correspondents no hiciera todo lo humanamente posible. Con su extraña vestimenta, una especie de cruce entre un samurai del futuro con la sota de oros, no paró de bailar con frenesí durante la hora que duró su actación. Acompañado solo por un dj, convirtieron la playa en una discoteca atemporal, con sonidos que viajaban desde el swing al hip hop, y con una voz al estilo de los ochenta. No es extraño que los presentes tardaran un poco en entrar en el juego. Primero había que sobreponerse al asombro.

Aunque más asombro debió causar Lo Còr de la Plana. Un grupo vocal francés que canta en occitano y se remite a las lejanísimas raíces provenzales. Un sonido primitivo que, acompañado únicamente por la percusión, también incitó al baile tribal sobre la arena.

Por último llegó La Pegatina, uno de los momentos más esperados por la concurrencia, ya que se esperaba su presencia fuera sinónimo de algarabía completa. Y lo fue, gracias a esa rumba que abraza todo tipo de ritmos.

En definitica, un racimo de estilos muy diferentes que es lo que debe dar sentido a una propuesta como la del Womad. Y más si los artistas que se dejan la piel en el intento, como fue el caso.

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