II Semana de las Letras de la Fundación Cajasol

Juan Eslava Galán: «En España, con lo políticamente correcto nos hemos pasado de frenada»

El autor, que acaba de publicar ‘La familia del Prado’, acudirá en la tarde de este jueves a la Casa Pemán para hablar sobre novela histórica

Andrés G. Latorre

En el imaginario colectivo persiste la idea del escritor como ser bohemio que, a ratos libres, va dando cuerpo a unos libros que le terminan por hacer millonario. El caso de Juan Eslava Galán (Arjona, 1948) es el claro ejemplo de que nada tiene que ver con la realidad. Desde que en 1987 fuera ganador del Planeta con ‘En busca del unicornio’, ha publicado cerca de cien libros de la más variada temática. Célebre por su narrativa cercana y libre en la que sobresale un fino humor y un manejo exquisito del vocabulario, esta tarde cerrará, a las 19.30 horas, la II Semana de las Letras de la Fundación Cajasol, que lleva por nombre ‘El atractivo de la novela histórica’.

–Esta tarde podremos escucharle hablar de novela histórica en la Casa Pemán pero, como adelanto, ¿cree que estamos viviendo el gran momento de la novela histórica?

–Sin duda. Y no por una cuestión de cantidad, sino de calidad. Se están publicando al año aproximadamente las mismas novelas históricas que hace 20 años, pero ahora vienen más cuidadas y están teniendo mejor aceptación del público. Esta tendencia ha provocado también que muchos autores hayan buscado temas históricos menos trillados y más desconocidos por el público, con toda la labor de investigación que eso requiere, y eso es algo que es muy de agradecer.

–Hay autores de novela histórica, como el gaditano-jienense Jesús Maeso, que lamentan una creciente tendencia a caer en el presentismo.

–No puedo menos que darle la razón a Jesús. Escribir de otra época pretendiendo acercar cada detalle a nuestra visión actual es, sencillamente falsear la historia. Y se está cayendo en exceso en este vicio.

–En los libros en que aborda la historia, tanto si es ensayo como si es novela, siempre trata de ser riguroso en los hechos, ¿qué opina de quienes siguen divulgando mitos y hechos probadamente falsos para vender?

–Es una actitud muy española, el ‘sostenella y no enmendalla’. El lector debe saber que cuando un escritor se aferra a unos hechos ya descartados lo hace por fe o por algún interés particular. No critico que cualquiera tenga sus fetiches, es algo legítimo, pero sí me opongo a que se pretenda imponer determinada visión parcial de los hechos. Con la historia hay que tener una mirada amplia, abierta.

–A la hora de hablar de desterrar mitos... ¿con quién ha tenido usted más problemas, con los nacionalistas de todas las partes o con la Iglesia?

–(Ríe) Ya a mi edad no tengo problemas con nadie. No voy a negar que muchas veces ha molestado lo que he escrito, y lo siento, porque en mi intención nunca está el provocar. No escribo ni para perjudicar a nadie ni para beneficiar, trato de reflejar un compromiso con la verdad.

–Divulgador, novelista, novelista histórico... ¿cómo prefiere definirse si es que quiere definirse?

–Pues sería difícil, porque me gusta la novela y también el ensayo histórico, o incluso el ensayo novelado. Para definir mi género me inventaría algo así como la historia novelada.

–¿Qué es Cádiz a la hora de hablar de novelas e historia?

–Es un referente. Es la ciudad más antigua de Occidente y de las pocas que pueden presumir de todo su bagaje histórico. Era la ciudad tolerante de España por antonomasia, la puerta por donde entró el liberalismo que acabó cuajando en la constitución. Además, Cádiz es una provincia que conozco bien y que me encanta. Donde he tenido grandes amigos, como Quiñones, y en donde disfruto de la gastronomía y, sobre todo, de la bonhomía de su gente.

–Hablando de la gente y de bonhomía, ¿qué piensa de la nueva dictadura de lo políticamente correcto?

–Creo que nos estamos pasando de frenada. Cierto es que en España era necesario ajustar ciertos hechos, pero nos hemos desmadrado. Estoy convencido de que este fenómeno será similar al de las inundaciones, aunque el río se desborde al final vuelve a su cauce. A mí, a mis años, ya no me afecta, pero cuando eres más joven y te condiciona tanto tienes derecho a sentirlo como algo catastrófico.

–Ahora, confiésemelo, usted, como escritor, será un bohemio de los que esperan a las musas en los cafetines.

–(Ríe) Qué poco se ajusta la realidad a la imagen literaria del escritor. Trabajo todos los días lo que un obrero más en escribir, o documentarme, o corregir. Y no sólo yo, sino todos los escritores que conozco. Y tampoco tengo ninguna manía especial a la hora de escribir.

–Para terminar, y para no abandonar el tema de esta tarde, ¿qué periodo se ha dejado Eslava Galán en el tintero?

–El que no me ha interesado. A lo largo de mi carrerea he podido abordar mis preferidos, en los que me gustaba más documentarme. En mi próximo libro hablaré de uno que me faltaba desarrollar, el de la conquista de América... contada para escépticos.

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