El escritor Lorenzo Silva
El escritor Lorenzo Silva - VANESSA GÓMEZ
LITERATURA

Lorenzo Silva: «El enardecimiento de Durruti y de Mola llevaron a España al desastre»

El escritor traza la biografía del general José Aranguren, que se negó a sumarse en Barcelona al golpe de Franco

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Lorenzo Silva (Madrid, 1966) es muy probable que pase a la historia de la novela negra española por haber sido el primero en descubrir el alto potencial literario que tiene una pareja de agentes de la Guardia Civil. Sin embargo, su visita de ayer a Sevilla no fue para promocionar una nueva entrega de su serie de Bevilacqua y Chamorro, sino para hablar sobre uno de los libros de los que más orgullos se siente. Se trata de «Recordarán tu nombre» (Destino), en el que reivindica la figura del general José Aranguren, católico, persona de orden y máximo responsable de la Guardia Civil en Barcelona, que se negó a sumarse al golpe de Estado contra la II República, que comandó el general Franco, con el que coincidió en la guerra de Marruecos.

Una narración de no ficción que ha llevado ocho años de trabajo al escritor madrileño y que describe con sumo detalle y numerosas citas de contemporáneos —del general Mola a Manuel Azaña— la peripecia vital de un general que se formó en la Academia de Toledo, donde fue compañero de promoción del general Sanjurjo, y que combatió en la Guerra de Marruecos, donde coincidió también con el generalManuel Goded, héroe en Alhucemas y que fue quien por teléfono trató de convencer a Aranguren, sin éxito, de sumarse al alzamiento. Ambos corrieron la misma suerte: fueron fusilados. El primero, días después de fracasar el golpe militar en Barcelona; el segundo, cuando tomaron la ciudad las tropas sublevadas tres años después.

Vidas y caracteres con ciertos paralelismos, en opinión del novelista, que mantenían más puntos en común entre ellos que los que tenía Goded con Franco. «Goded y Aranguren se la juegan y lo pierden todo, porque aunque estén en bandos distintos están en el mismo lado del carácter y de la coherencia personal. Franco se va a Tetuán, donde no hay riesgo, porque ahí no se va a jugar la partida. Goded se lo juega todo, se subleva y se va a Barcelona, que es una plaza importante. Se monta a cuerpo limpio en un hidroavión y aterriza en mitad del avispero».

Hombre de honor y patriota

Pero el protagonista de esta historia es José Aranguren, un militar de carrera que Lorenzo Silva define como «apolítico», ya que «se creyó lo que decía el duque de Ahumada sobre que la Guardia Civil no debía tener alineación política». Un perfil de militar que contradice algunos de los lugares comunes que tras la Guerra Civil repetiría hasta la extenuación la propaganda franquista: la guerra era inevitable.

«Los generales Aranguren y Goded se la juegan y lo pierden todo, porque aunque estén en bandos distintos están en el mismo lado del carácter»
Lorenzo Silva

«En lugar de hacer lo que, según cierto discurso, debía hacer un hombre de honor, militar y un patriota, que era sublevarse contra la República por un imperativo categórico, no se subleva y se mantiene leal no sólo al Gobierno republicano, sino a la Generalitat. Se dice que fue inevitable la sublevación porque la República era un desgobierno y el Frente Popular ya estaba infiltrado por Moscú y toleraba todos los desmanes revolucionarios. Pero la víspera del alzamiento en Barcelona hay un robo de armas en el puerto por parte de los anarquistas y lo que hace la Generalitat es mandar a las fuerzas de seguridad a requisar los fusiles».

Por ello, añade, «no era ineludible sublevarse. Al igual que Aranguren, veinte de los veinticuatro generales de división con mando no lo hicieron ni otros veinte mil guardias civiles. De los generales de la Guardia Civil, solo se sublevó uno», añade el ganador del Planeta y el Nadal.

En este contexto, no es difícil identificar a Aranguren como parte de esa tercera España en la que se situaron, frente a los extremismos, escritores como Manuel Chaves Nogales y Salvador de Madariaga. «Siempre he creído que esa tercera España es la que recogía el verdadero espíritu constitucional de 1931. Cuando alguien echa pestes contra la República siempre me gusta recordar algo que sabemos los que hemos estudiado Derecho Constitucional: la Constitución de 1978 tiene dos fuentes fundamentales, la actual constitución alemana y la española de 1931. Esa tercera España representa los valores del regeneracionismo que se encarnaron en la constitución de 1931».

Otra cosa, añade, es lo que vino después, esto es, la sublevación y el desmoronamiento del orden republicano en la Guerra Civil, cuando frente un ejército en armas hay que emplear las fuerzas de seguridad para combatirlo. «Ahí se crea un vacío que hace que desde los delincuentes hasta los revolucionarios se apoderen de las armas y del poder, y desaparezca ese orden constitucional».

Las dos Españas

Es, mantiene el escritor, durante la contienda y después en la memoria que se tiene de ella «cuando se forjan esas dos Españas.Una es heredera de la sublevación, que para mí es una herencia imposible de reivindicar. No puedo entender cómo personas que están integradas supuestamente en el régimen constitucional se permiten justificar un golpe militar dado por unos señores que no tenían ninguna formación para dirigir el país. Cuando hablan de política, Mola y Franco son ridículos».

La otra España «se queda en la reivindicación de la revolución que se monta y que al final acaba corroyendo los cimientos de la República. Y resulta que el espíritu constitucional de 1931, que podría estar en Azaña o Alcalá Zamora e, incluso, en Miguel Maura, que eran estos dos últimos conservadores, se pierde».

«La nueva entrega de Bevilacqua sucede en Andalucía, en una zona que me interesa muchísmo, que es el Estrecho»
Lorenzo Silva

La razón de que la visión de la tercera España siga sepultada por las otras dos 78 años después del final de la guerra la sitúa Lorenzo Silva en que «hay intereses muy poderosos que pueden usar de banderín de enganche esos extremos, mientras que no les sirve un espacio común donde puede caber mucha gente, pero que no tiene esa fuerza de enardecimiento. Pero, honestamente, lo prefiero, porque conozco muy bien a qué llevó el enardecimiento de un Mola o de un Durruti. No sólo llevó al desastre, sino que llevó también al atraso de España».

El escritor dejará atrás la Guerra Civil con su próxima novela, aunque no la Guardia Civil, ya que el próximo año publicará una nueva entrega de Bevilacqua ambientada en Andalucía. «La historia no es representativa de la realidad andaluza, aunque sí de la sociedad española, como intento que sean siempre esas novelas. También, un poco por la poética que tiene la serie de ser literatura de viajes por España, quería que la novela sucediese en Andalucía y en una zona que me interesa muchísimo, que es la zona del Estrecho, que tiene una cantidad de elementos que hasta la sociedad de allí es diferente del resto de la sociedad andaluza». 

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