Tom Holland: «No somos herederos de Roma, sino de la Edad Media cristiana»

El historiador británico publica «Dominio», un ensayo sobre las causas del éxito cristiano

Entrevista al escritor e historiador británico Tom Holland De San Bernardo
César Cervera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Siempre que de niño veía una vaca deseaba que fuera un triceratops. Tom Holland , uno de los más destacados historiadores británicos de esta generación, lo que más lamentaba en el mundo es que ya no existieran los dinosaurios. Entre resucitar a Jesús de Galilea o a estas criaturas majestuosas, feroces y extintas no había duda de sus preferencias. Iba a misa sin rechistar cada domingo y rezaba cada noche hasta que cierto día encontró en una Biblia infantil una ilustración de un brontosaurio junto a Adán y Eva . Aquel detalle en apariencia insignificante –para él un error imperdonable– le alejó de forma irreversible del culto cristiano. «Mi instinto infantil de considerar al Dios bíblico el ceñudo enemigo de la libertad y la diversión se vio racionalizado», confiesa.

Su tétrica forma de entender la religión no cambió hasta que se sumió en el estudio de la Antigüedad y fue consciente de lo profundamente cristianos que son los cimientos de Europa. «No hace falta creer que un hombre resucitó de entre los muertos para asombrarse de la formidable influencia del cristianismo», señala. Se pueden hallar sus vestigios en los prejuicios de la sociedad occidental, en su lenguaje, en la formación de sus pensadores e incluso en quienes reniegan de su fe desde postulados cristianos.

La revolución de los débiles

En su nuevo libro, «Dominio: Una nueva historia del cristianismo» (Ático de los Libros, 2020) explora con su erudición habitual y sus propias vivencias la trayectoria del cristianismo como fuerza revolucionaria y de evolución para el mundo. El guión de la la mayor historia jamás contada.

«Hay algo único en el cristianismo que atrae a la gente humilde y hace que se identifique con Dios. Tal vez tenga que ver con el relato de que un Dios todopoderoso se convirtiera de repente, desprovisto de poder, en un ser humano más, uno de los débiles, para luego elevarse de nuevo en todo su poder. Eso demostró a la gente sencilla que ellos también podían lograr un propósito elevado», asegura este doctor en historia sobre lo que supuso esta revolución. La propia cruz, vinculada a la forma atroz y humillante en la que fue ejecutado Jesucristo, se elevó con el paso de los siglos en «el símbolo máximo de los débiles contra los fuertes y una de las razones por las que el mensaje del cristianismo tiene tanta potencia».

Portada del libro.

En un repaso desde la invasión persa de Grecia en el año 480 a.C. hasta las crisis migratorias actuales, desde Nazaret hasta el Liverpool de los Beatles , Tom Holland expone la gran cantidad de elementos de esta religión que envuelven las ideas de occidente y hasta su lenguaje. «No somos conscientes de que la mayoría de las palabras que empleamos están cristianizadas de base. Cuando nos referimos al judaísmo, pocos saben que es un concepto creado por los cristianos en el siglo II. Antes de eso no existía una religión en sí llamada judaísmo, pues los propios judíos no tenían un sentimiento de pertenencia a una misma religión. Había algunos que creían en un Dios únicamente de Israel y otros que hablaban de un Dios que lo había creado todo . Ese dilema se amplió tanto que terminó por crear lo que hoy entendemos como judaísmo y cristianismo, que no son padre e hijo, sino más bien hermanos», expone.

La cuna de Europa

Los mismos que dimiten de cualquier huella cristiana en su vida están convencidos de que la derrota del paganismo por una religión gris y radical abrió las puertas de Europa a los cruzados, inquisidores y puritanos con sombrero que derrumbaron al Imperio romano y sumieron al continente en la Edad Media. «Crecí leyendo a Edward Gibbon , que pensaba que la cristiandad mató al Imperio romano. Una imagen falsa que ignora que fue esta religión la que creó un sentimiento de identidad común para todos los romanos y que incluso cuando cayó el Imperio Occidental permitió que sobreviviera su legado a través de la Iglesia».

En este mismo sentido, Holland niega que el cristianismo ejerciera una influencia negativa o represiva sobre la cultura durante la Edad Media. «El término Edad Media no es un término neutro, sino algo creado en la Reforma protestante y luego heredado por la Ilustración para cargar el periodo de connotaciones negativas: la época de luz con Grecia y Roma interrumpida por la oscuridad de la Edad Media», explica el historiador británico, que considera que esta imagen no hace justicia a lo que supuso el periodo para Europa: «No hubo un decrecimiento de la cultura. Tenemos la construcción de las grandes catedrales, como la de Santiago, y tenemos a grandes escritores como Dante. La Europa de la Edad Media fue la primera gran civilización de nuestro mundo y de donde surgieron las demás. La actual Europa no es heredera de Roma y Grecia, sino de la Europa medieval. Occidente nació entonces».

Los favoritos del Emperador Honorius, por John William Waterhouse, 1883.

Uno de los mitos favoritos del protestantismo liberal es el de Galileo Galilei , astrónomo del siglo XVI, arrodillado frente a la Iglesia. El científico enfrentado a los poderes cristianos. Un mito cargado de falsedades, según Holland: «Se pensaba en la Ilustración que la religión y la ciencia siempre estarían en guerra y nunca podrían convivir juntas y como ejemplo pusieron la figura de Galileo. Pero la realidad no tiene nada que ver con lo que se cuenta sobre Galileo, que no suponía una amenaza a la Iglesia por lo que defendía, sino porque no tenía pruebas para sustentar su teoría del heliocentrismo. La inquisición no fue a por él porque representara a la ciencia sino por otras cuestiones».

Como resultado de este desprestigio del cristianismo en sus propias filas y del goteo constante de los feligreses fuera de las iglesias, algunos pueden llegar a pensar que la gran religión de Occidente vive su periodo crepuscular. Desde l a atalaya que otorga la perspectiva a todo historiador Holland recuerda que, al contrario, «vivimos hoy una etapa de oro del cristianismo», como demuestran la cifras anuales de conversiones a esta religión en África e incluso Asia. «Las cifras solo decaen en Europa, pero no nuestros valores, nuestros prejuicios, nuestras asunciones… Cabe preguntarse qué ocurrirá en el futuro con esas raíces: si los valores sobrevivirán o se extinguirán sin la religión y si la religión podrá sobrevivir sin Europa», plantea el historiador británico.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación