Socrates en una imagen de archivo
Socrates en una imagen de archivo - Reuters

El libro de Sócrates… no lo escribió Sócrates

Filtraciones procedentes de la investigación determinan que la autoría de «La confianza en el mundo» no es suya sino de un catedrático

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José Sócrates se halla en la antesala de pasar la Semana Santa en prisión por primera vez en su vida, en vista de que los indicios se acumulan en su contra por fraude fiscal, corrupción, blanqueo de capitales y tráfico de influencias. Ni siquiera su honor está a salvo en las páginas de su libro «La confianza en el mundo», un ensayo sobre la «tortura en democracia», según su propia definición.

Filtraciones procedentes de la investigación determinan que la autoría del volumen no es suya, de acuerdo con el cruce de escuchas telefónicas interceptadas por la Policía. En realidad, un catedrático portugués escribió la obra, publicada por la editorial Verbo en octubre de 2013, con prólogo de Lula da Silva y epílogo de Eduardo Lourenço.

Durante la presentación del libro en Lisboa, a la que no faltaron el histórico Mário Soares y al actual líder socialista António Costa, el ex primer ministro explicó que la base del texto había sido su trabajo académico para el Instituto de Estudios Políticos de París nada más abandonar el Gobierno en 2011. Más aún, aseguró haber escrito las páginas en francés directamente y que más tarde se tradujo al portugués.

La detención de Sócrates el pasado mes de noviembre frustró el proyecto de segundo libro, que también iba a firmar el político del PS, aunque con la autoría real del mismo profesor universitario. Se iba a titular «Carisma» y el catedrático percibiría de nuevo una suculenta cifra.

Pero este rocambolesco episodio no termina en estas indagaciones. Las ventas de «La confianza en el mundo» se aproximan ya a los 20.000 ejemplares en Portugal, pero las pruebas reunidas en la «Operación Marqués» determinan que, al parecer, Sócrates entregó 200.000 euros a su testaferro, Carlos Santos Silva, para que comprase 10.000 libros con el fin de convertir su obra en un «best seller».

Según apunta la investigación, era una de sus formas para blanquear dinero, en la misma línea que la utilizada a través de la compra de piezas artísticas cuyo valor se desconoce, de momento. El juez Agostinho Torres rechaza poner fin a la prisión preventiva de José Sócrates al valorar que hay «fuertes indicios» que le inculpan y que, además, existe «peligro de que obstaculice la acción de la Justicia».

El ex primer ministro socialista de Portugal sufre así su segunda derrota en los tribunales a lo largo de las últimas 24 horas, pues el Supremo también negó el pasado lunes liberarle mientras se aclaran los términos y fechas del juicio al que se le someterá por fraude fiscal cualificado, corrupción y blanqueo de capitales. «Consideramos que el recurso es improcedente», señala el presidente del Tribunal da Relaçao de Lisboa, Luis Vas das Neves, en referencia a la interpelación planteada por Joao Araújo, abogado de Sócrates.

El único punto positivo en la unánime determinación del tribunal es que no estima como «inminente» el riesgo de fuga que hasta ahora se manejaba como un argumento en su contra. «Lo habíamos verificado en abstracto, pero no estaba suficientemente demostrado en lo concreto», prosigue Agostinho Torres en su decisión, que no admite recurso posible.

El doble revés para Sócrates llega cuando le queda poco más de una semana para cumplir cuatro meses en la cárcel de Évora, pues fue a finales de noviembre cuando le detuvieron en el aeropuerto de Lisboa procedente de París, donde presuntamente había tejido una red para su enriquecimiento personal y el de sus allegados.

La defensa del caso llegó a solicitar la revocación de la orden de cárcel decretada el pasado 28 de noviembre porque apelaba a las «nulidades procesales» y a «la impugnación de la existencia de supuestos fuertes indicios» de los delitos que se le imputan. Precisamente, se acaba de conocer que una persona del entorno del político socialista certifica que uno de los métodos utilizados por José Sócrates para blanquear dinero era la compra de obras de arte. La colección de cuadros (aún no ha trascendido a qué artistas corresponden) permanece oculta, según la misma fuente.

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