El escritor Juan Manuel de Prada durante su encuentro digital con los lectores de ABC.es
El escritor Juan Manuel de Prada durante su encuentro digital con los lectores de ABC.es - miguel ibáñez
ENCUENTROS DIGITALES DE ABC.ES

Juan Manuel de Prada: «Se debe legislar de acuerdo a la ley suprema, que no es humana»

El escritor y colaborador de ABC ha charlado con los lectores sobre su nueva novela: «Morir bajo tu cielo»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El escritor y colaborador de ABC, Juan Manuel de Prada, acaba de publicar su nueva novela: «Morir bajo tu cielo». Una historia coral de largo aliento contextualizada en uno de los episodios más heroicos y desconocidos de la historia de España : el desastre del 98. Aquel conflicto provocó que España perdiera parte de la isla de Cuba, así como los territorios de de Puerto Rico, Filipinas y Guam, que pasaron a ser tutelados por un victorioso Estados Unidos. De esta historia y de cuestiones de actualidad que aborda en sus columnas ha charlado con los lectores de ABC.es.

—En la técnica narrativa, estoy detectando una apuesta por su parte muy arriesgada: el narrador asume el punto de vista del personaje que retrata (así ocurre de forma manifiesta con Van Houten).

De modo que parece confundirse con el personaje. ¿Es así? ¿No cree que corre el riesgo de que se confunda al personaje con el narrador o incluso con el autor?

—Sobre esta cuestión escribo en la nota final de la novela. Lo que he tratado en «Morir bajo tu cielo» es hacer una mezcla entre el narrador omnisciente clásico (que narra en tercera persona y lo sabe «todo») y el narrador subjetiva (que narra en primera persona, adoptando el punto de vista del protagonista o personaje narrador). Esta novela está narrada en tercera persona, pero en cada capítulo adopto el punto de vista del personaje con mayor presencia, sobre todo en la primera parte, que es de presentación de los diversos personajes.

—¿Para cuándo una novela sobre el fin de los tiempos?

—Creo que esperaré a tener una comprensión mayor de la historia humana y de los misterios divinos para arrojarme a ella. ¡Esperemos que los años me den sabiduría, y no sólo achaques!

—¿Tiene contenido político o histórico su novela?

—Muchísimo, como no podía ser de otro modo. Aunque, desde luego, he procurado que estas cuestiones no asfixien la variada trama novelesca.

—Con situación actual de Cataluña, ¿España se enfrenta a un nuevo 98?

—De alguna manera, lo que ahora nos ocurre con Cataluña es el vómito tardío de lo que ocurrió en el 98: el desfondamiento patriótico es ahora mucho mayor que el de entonces, y nuestros gobernantes por desgracia no son mejores. Además, nos faltan hombres como Unamuno que conviertan ese desfondamiento en energía moral.

—En la anterior obra fue la División Azul y en esta última los Héroes de Valer. ¿Piensa continuar Juan Manuel de Prada narrándonos gestas españolas hoy ya olvidadas por lo políticamente correcto?

—Me gustaría ofrecer a mis lectores una visión personal, no complaciente pero desde luego no dispuesta a transigir con la leyenda negra, sobre lo que los españoles hemos sido y seguimos siendo. Y ello, a la vez, por supuesto, que trato de explicar el misterio humano, que al fin y a la postre es la tarea de todo escritor.

—¿Cree que en la política española actual puede surgir un partido articulado sobre el pensamiento social de Chesterton y Belloc?

—Ojalá fuese así, porque será el único modo de que una propuesta política cristiana resulte atractiva para el hombre de hoy, tan envilecido por las ideologías. No se puede desligar el pensamiento cristiano sobre la vida del pensamiento social cristiano. Y partidos que utilizan como cebo la defensa de la vida pero a la vez están encantados con el orden económico y político liberal, no tienen ningún futuro. Chesterton y Belloc dieron cuerpo a una doctrina política, social y económica que tendría gran atractivo en este momento; y desde esa visión políticas, social y económica, la defensa de la familia y de la vida se convierte en algo natural. Pero este partido no surgirá, porque al catolicismo «oficialista» le interesa que los parámetros ecónomicos sigan siendo los mismos.

—¿Cree que el Estado debe escuchar a los católicos a la hora de legislar, o Estado es una cosa y creencias religiosas, otra?

—Creo que el legislador debe escuchar a todo el mundo. Pero creo que debe legislar de acuerdo a la ley suprema, que no es humana.

Ver los comentarios