CINE

Películas para superar la depresión de la pandemia

«Tenet», de Christopher Nolan, inicia un rescate al que acuden James Bond, Spielberg, Denis Villeneuve y Woody Allen

Fotograma #de «Tenet», de Christopher Nolan, la gran esperanza

Víctor Arribas

El cine va a intentar que el otoño sea su particular primavera en el año de la pandemia. Desde el mes de marzo, el cataclismo ha sido de tales proporciones que todos los resortes implicados en la industria quieren una reentré mínima que ayude a salvar los muebles. Productores, artistas, distribuidores y exhibidores lo fían todo a la recuperación de una costumbre social, la de ir al cine, que parece haber entrado en fase de extinción con la difusión de la enfermedad y el miedo a compartir espacios cerrados como las salas. La esencia misma del arte cinematográfico, la oscuridad, que ha sido aliada durante un siglo y cuarto, requiere de unas condiciones estancas que ahora son el mayor enemigo para la lucha contra el enemigo invisible . Tantos años y tantos títulos dedicados a la ciencia ficción y la anticipación de epidemias mortales, y ahora toca escribir la historia en las propias carnes del negocio.

Todo opera en contra de ese objetivo. Las fechas de estrenos no dejan de cambiar , el calendario se actualiza tan a menudo que a los aficionados interesados en el cine como algo más que un entretenimiento les cuesta seguir las noticias. La comodidad del salón de casa, con la fibra óptica como canal de entrada de miles de títulos en tu propio domicilio, rema en contra de los intereses del sector. Pero hay un mesías salvador. Pocas veces en la historia del cine una película concitó las esperanzas de toda la industria para marcar el camino de salida de una crisis como ésta. Su autor, porque eso es en sus proyectos, es un mago de la imagen y la narración al estilo del tiempo que le ha tocado vivir. Christopher Nolan , director de Tenet . Su prestigio ha ido en consonancia con sus taquillas , aúna lo que más necesita el arte cinematográfico en la década que nace: calidad y comercialidad. Así ha sido desde su irrupción hace veinte años con Memento , y a lo largo de su docena larga de títulos sorprendentes y cautivadores. Ahora, explorando los límites del tiempo al estilo de su incomprendida Interestellar , aunque su mejor obra hasta ahora sea la «pequeña» Insomnio , la menos ambiciosa y conocida.

Sin tiempo para morir será la apuesta de la franquicia ni mucho menos agotada de James Bond . Veremos a 007 en Jamaica, donde comenzaron sus andaduras en Doctor No . Coronavirus mediante, noviembre será el mes grande del mito creado por Ian Fleming que al final nunca defrauda y ha conseguido reinventarse tantas veces como rostros han esculpido sus facciones en la pantalla. Pese a Bond, las mujeres llevarán la iniciativa en el otoño cinematográfico para quien quiera y pueda ir a las salas comerciales. La Viuda negra de Marvel y Scarlett Johanson (tándem insospechado) prometía grandes taquillazos cuando en enero hacíamos las reseñas de lo que nos esperaba en 2020, pero ahora su mayor enemigo es su propia carrera en formatos domésticos. Su adversaria será Wonder Woman 1984 , de la competidora de Marvel D.C. Comics , que tiene todas sus fichas colocadas en la casilla de Aves de presa , las tribulaciones de la novieta del Joker con una Margot Robbie que está en la encrucijada de su carrera para decidir qué camino artístico quiere seguir.

«West Side Story» versión Spielberg

Las cartas que el cine se guarda para finales de año, en el límite entre el incierto otoño y el desconocido invierno, serán nada menos que Spielberg y Denis Villeneuve . El primero, con la versión personal de West Side Story y sus resonancias shakesperianas sobre la partitura de Bernstein . Ahí se juega el cine buena parte de su ejercicio más complicado. Y el segundo, con otra versión, la de Dune , que permitirá otorgarle o no definitivamente el rol de mejor cineasta de la actual generación tras sus brillantes antecedentes: Incendies , Enemy , Prisioneros , Sicario y La llegada son un repóker que costará mucho tiempo en ver repetir a ningún director contemporáneo a Villeneuve.

Los viejos talentos podrán ayudar al empeño de volver al cine aunque no representen potenciales blockbusters. Como Woody Allen , cuyo bombazo este año ha sido ya el libro de memorias más lúcido del cine , y que estrenará en el Festival de San Sebastián Rifkin’s Festival sobre el propio festival y su tradicional pareja desquiciada sometida al psicoanálisis de su cámara. Así es el cine del año Covid: un depresivo compulsivo es la esperanza para curarnos a todos la depresión.

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