Mapa con los imperios español y portugués en la Edad Moderna
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«La expansión portuguesa», las bases de la primera globalización

Un riguroso ensayo firmado por Luís Filipe Thomaz y publicado por la Universidad de los Andes analiza las claves de la expansión portuguesa y la consolidación de su imperio

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En 1486, dos años antes de que el gran navegante Bartolomé Dias dejara atrás África para adentrarse en el óceano Índico, el rey portugués João II mandó dos espías «a enterarse de las cosas de Etiopía y de la India». El primero, Afonso de Paiva, murió en el viaje. El segundo, Pero da Covilhã, tras visitar la India cumplió su misión y alcanzó las costas etíopes, pero no lo dejaron salir de allí.

Cuarenta años después, cuando llegó la primera embajada portuguesa, permanecía en esas tierras. Juicioso y disciplinado, había enviado desde Egipto notas confidenciales. Semejante peripecia muestra, entre otras muchas narradas en esta obra maestra, la consistencia de la expansión portuguesa, explicada por un sabio eminente que ha consagrado su vida a estudiarla. Lo mejor del volumen, escrito con amor al lenguaje y rigor en el uso de las fuentes históricas, es la exhibición de las entrañas de la primera globalización, compartida por los reinos peninsulares desde finales de la Edad Media.

Argumentos claros

Los argumentos son claros. La expansión marítima portuguesa partió de un espíritu de cruzada, entendido como operación dirigida a ocupar territorios y sólo con posterioridad teñido de ánimo misional. El entramado institucional del reino luso, con la Corona en su cénit, ciudades y patriciados marítimos, junto a nobleza terrateniente, encontró cerrada la reconquista peninsular debido a la expansión de los reinos vecinos. Resultó «natural» que los señoríos de Marruecos y el vecino Atlántico, con los archipiélagos cercanos, fueran considerados ámbito propio. Una mezcla de corso y comercio, en este orden, consolidó la presencia marítima lusa, cada vez más temeraria, en el norte de África.

No hay linealidad en la Historia global de Portugal que cuenta Luís Filipe Thomaz

Capturas de mujeres, despacho de «lanzados» en las costas, promoción de matrimonios de soldados de guarnición, todo sirvió al objetivo de sostener la presencia lusa y europea en geografías hostiles y diversas. No hay linealidad en la Historia global de Portugal que nos cuenta Luís Filipe F. R. Thomaz. Por el contrario, todo son avances y retrocesos.

El secreto del imperio

La lectura muestra que la habilidad para generar en el medio plazo intereses y conexiones, aún al precio de aceptar graves contratiempos, especialmente en Asia, fue, si existió alguno, el secreto del imperio portugués. Por cierto, parte también del imperio global de España entre 1580 y 1640. Un capítulo apasionante alude a la influencia mutua de ambos imperios en los cuatro continentes en los que se extendieron. Frente a la tradición historiográfica del nacionalismo, lo que aquí se muestra, por el contrario, apunta al aprendizaje ibérico como condición de supervivencia en unas tierras que habían dejado de ser propias.

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