Escultura del filosófo griego Platón
Escultura del filosófo griego Platón
LIBROS

«Enseñar Platón en Palestina», la filosofía y el filósofo del diálogo

Carlos Fraenkel es un defensor del debate y con este presupuesto recorre medio mundo. Objetivo: responder, con los clásicos en la mano, a la pregunta ¿cuál es el límite de la religión?

Madrid Actualizado: Guardar
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El tema central de este libro itinerante es el siguiente: qué puede hacer la filosofía en beneficio del entendimiento racional dentro de la diversidad cultural y social. A su vez esto se ramifica en varios temas: cómo hacer compatibles religión y verdad (entendida ésta en términos no absolutos), cómo entender el progreso y el bienestar de manera diversa, cómo aceptar que incluso la premisa más racional está sujeta a falibilidad. Carlos Fraenkel es un filósofo de mal asiento. No le basta la reflexión académica sino que la ha llevado a las fronteras, en una suerte de socratismo moderno. En alguna medida, su búsqueda de diálogo apoyado en una voluntad de verdad sin «a priori», tiene que ver con su biografía: nacido en Alemania, de padres que huyeron de la dictadura en Brasil, vuelve a Brasil cuando tiene once años.

Ahora vive en Montreal, donde es profesor en las universidades de Oxford y McGill, y escribe en inglés. A esto hay que sumar que es arabista y un buen conocedor de la tradición cultural judía.

Debates en el colegio

Fraenkel es un defensor de la cultura del debate, y apuesta por una actividad filosófica que dote de contenidos y métodos a esa discusión. Se niega a aceptar que tenemos la razón y que por lo tanto debemos y podemos aplicarla. Si tenemos la razón, debemos examinarla, y la manera más correcta es hacerlo con un método (de ahí Platón como epítome de una filosofía del diálogo): conversando con los otros. No es tarea fácil, porque la historia es más rápida y urgente, pero no por eso es desdeñable su propuesta. Por lo pronto, sugiere esos debates en los institutos, en plena pubertad y adolescencia, con el fin de formar a los ciudadanos en personas que esperan poder adoptar la verdad de un razonamiento, la diga Agamenón o su porquero. Sin duda este es el método científico, sólo que aquí (la historia, la sociedad, los individuos) el objeto del conocimiento es extraordinariamente móvil y sujeto a subjetividades que se resisten porque están conformadas por un aprendizaje de lo bueno, la verdad y lo mejor condicionado por la sociedad en la que hemos crecido.

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