Brochas covertidas en objetos artísticos de la serie «toolnotool», de G. Mora
Brochas covertidas en objetos artísticos de la serie «toolnotool», de G. Mora - g. m.
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«Toolnotool»: Guillermo Mora convierte sus pinceles usados en obras artísticas

Por vez primera, Guillermo Mora muestra aquellos utensilios de su trabajo que, invadidos por la pintura, se han convertido en objetos pictóricos. Esa es la base de este Proyecto ABC Cultural

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Aún recuerdo cuando nos decían en las clases de pintura que hasta los pinceles cubiertos de pigmento seco podían seguir pintando. Aquellos objetos que habían perdido la mayoría de sus cerdas –y que las pocas que le quedaban ya estaban duras y cubiertas– todavía tenían la capacidad de hacer «gesto». Si bien los pelos del pincel o la brocha ya no absorbían la pintura, ni la dejaban resbalar y jugar sobre el soporte, comenzaban a funcionar como una pequeña catapulta que traspasaba continuamente pegotes de pintura desde la paleta al lienzo.

El pincel poco a poco iba quedando cubierto de pintura y se inutilizaba como elemento caligráfico. Cada partícula de material que quedaba atrapado le hacía perder su capacidad de hacer virtuosismo.

Con las pequeñas capas del día a día se iba formando un cuerpo entre sus cerdas que lo convertían en soporte. Inconscientemente, cada trazo le hacía pasar de ser herramienta a ser objeto pictórico autónomo.

Un paso más

En ese proceso diario de pintura me gustaba también imaginar otro paso más: que, en algún momento, la pintura pudiese despertar, alzarse de su soporte y comenzar a cubrir completamente las herramientas que la estaban construyendo, como si el cuadro no fuese suficiente; como si sus marcas, rastros y restos tuviesen que invadir y devorar los objetos que la forman. Una pintura engullendo pinceles y demás utensilios, como ese Saturno devorando a un hijo, de Goya, que –alejándonos de analizar el mito– nos presenta una pintura que se devora a sí misma.

La pintura cubre e invade. Dicen que aporta capa a capa, pero aniquila también todo aquello que cubre. Los objetos que presento en estas imágenes fueron de otro tipo antes: utensilios y herramientas del mundo de la pintura. Sin embargo, al ser cubiertos, perdieron sus capacidades. Poco se ve de los pinceles salvo el final del mango; la esponja ya no absorbe ni los lapiceros son capaces de realizar un trazo. El cuaderno no volverá a abrir sus hojas. La cantidad de pintura que cubre algunos de ellos es tal que anula sus formas. Otros han sido desmembrados, abriendo nuevas vías para entenderlos. Las manchas de color se han despegado del lienzo para comenzar a envolverlos y taparlos. La pintura se enrosca por sus herramientas para formar pequeños entes, nuevos cuerpos. Objetos con un alto componente lúdico que reflejan el juego diario de construcción y ruptura que desarrolla la pintura en mi estudio.

Dudo si esto es un proyecto. Más bien diría que es una colección de híbridos que han dejado su mundo práctico para empezar a generar otro. No sé si estos pequeños objetos que surgen día a día configurarán en un futuro algo más o se quedarán con el resto de herramientas en su sitio: el estudio.

Sean lo que sean, me hacen pensar en pintura.

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