AÑO MURILLO
La intrigante mirada de las damas veladas de Murillo
Victor Soichita clausuró el congreso internacional dedicado al pintor sevillano con una lectura insólita de su obra
La clausura del congreso sobre Murillo fue un auténtico espectáculo barroco , un paseo dentro de los cuadros del maestro, acariciando velos y mantos, desvelando sonrisas e intrigas sensuales del gran pintor de la vida. El guía de este viaje fue el profesor Victor Stoichita de la Universidad de Friburgo quien con su habilidad para interpretar las claves más allá del cuadro propuso una lectura sorprendente y poco tratada en la pintura de Murillo.
El cierre brillante del congreso tuvo lugar en la iglesia de la Caridad , la gran metáfora barroca. Así, la escenografía sirvió para llenar de sugerencias, sombras y contrasombras, sutiles artificios y trampantojos la conferencia de Stoichita titulada «Los velos de Murillo» .
El autor de obras como «El ojo místico: pintura y visión religiosa en el Siglo de Oro español» o «Breve historia de la sombra» repasó lo que se esconde en muchos cuadros de Murillo partiendo de un elemento de la indumentaria femenina: el velo .
En su disertación pasaron los velos, las tocas, los mantos que ocultan e insinúan las mujeres en la ventana, la muchacha que vende fruta mientras cae el velo-mantilla mostrando el hombro desnudo o las Magdalenas que se desprenden de sus ropas de vanidades.
El profesor Stoichita descubrió la sensualidad que existe en los cuadros de tema profano y en los religiosos. «La Magdalena penitente del Museo de Richmond se sitúa de manera significativa en el cruce del arte religioso de Murillo y el profano generado por una clientela privada, extranjera ».
Stoichita explicó -o al menos planteó preguntas- acerca de estos simulacro barrocos , la sensorialidad, la disimulación o el desvelamiento en estos lienzos. Y rescató algunos libros de la época acerca de l uso de velos y tocas para comprender los códigos de una sociedad «extraordinariamente atenta a los embates eróticos de la mirada ». Por ejemplo, el titulado «Velos antiguos y modernos en los rostros de las mujeres: sus conveniencias y daños», de Antonio Leon Pinelo , publicado en Madrid en 1641.
En la obra se diferencia entre las cubiertas y las tapadas. «El cubrirse el rostro es un acto sencillo que sólo requiere echarse en él un velo simple y suelto, sin más afectación ni cuidado que encubrir una imagen, para que no sea vista. El taparse, no parece que se refiere al velo, sino al modo, a la cautela y artificio con que se procura esconder y ocultar el rostro engañosa y pálidamente ».
Murillo secreto
Murillo despliega en sus cuadros una galería de tocas, velos, embozos, mantos y mantillas que desvelan intenciones ocultas . No cubren sino que tapan con otra intención quizás más cercana a la lascivia.
Stoichita aportó así la lectura de la pintura de Murillo dentro de las costumbres, del «régimen escópico» , es decir, la forma de representación y de ver que tiene cada época. «Existen muchos estudios de este tipo pero sobre otros pintores, no sobre Murillo», apunta. La razón quizás sea que su pintura ‘parece’ sencilla y direct a y, sin embargo, esconde muchas capas de lecturas.
¿Qué oculta y qué muestra Murillo? «Como pintor religioso tenía unas reglas que no podía pasar, aunque pasa cuando puede, por ejemplo, con las escenas del Antiguo Testamento . También con la Magdalena, que es ambigua porque es santa y prostituta arrepentida », afirma el investigador rumano.
La idea de Stoichita después de haber visto las exposiciones del Año Murillo y asistir a este congreso internacional en Sevilla, es que algo ha cambiado en la interpretación sobre el artista. «Creo que la imagen de Murillo va a cambiar , aunque aún queda mucho trabajo. Todos conocen a Murillo, pero está colocado siempre en ese rincón religioso de la Contrarreforma, sólo de las Inmaculadas. Y es mucho más que eso . Hay que entenderlo en el contexto europeo».
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