Las heroínas de Joaquín Sorolla
La Casa-Museo del artista inaugura mañana una exposición centrada en su producción femenina
Joaquín Sorolla es uno de nuestros artistas más populares y queridos. Y también uno de los más estudiados. Son incontables las exposiciones celebradas en torno al pintor valenciano: desde amplias retrospectivas como la del Museo del Prado hace unos años o, más recientemente, en la National Gallery de Londres , a muestras de gabinete centradas en aspectos concretos. Pero, curiosamente, ninguna centrada en la figura de la mujer, que tiene sin embargo un papel protagonista en su producción. Las mujeres ganan por goleada en sus pinturas y dibujos a los hombres.
«Sorolla. Femenino plural» se inaugura mañana y permanecerá abierta en la Casa-Museo Sorolla de Madrid del 22 de septiembre al 10 de enero de 2021, después de retrasarse debido a la pandemia. Debía haberse inaugurado en junio. Ha habido que renegociar los préstamos. Las comisarias, Consuelo Luca de Tena (ex directora del museo, tras su jubilación tomó el relevo Enrique Varela) y Lorena Delgado, han reunido 36 obras (10 del Museo Sorolla y 16 de otras instituciones y colecciones privadas). En febrero, la muestra viajará a la Fundación Bancaja de Valencia, donde ya se vieron los paneles de la «Visión de España» de Sorolla, procedentes de la Hispanic Society de Nueva York. En Valencia la muestra será más amplia, pues habrá una sección dedicada a las mujeres de su familia: su esposa, Clotilde, su gran musa, y sus hijas, María y Elena . No están en la muestra de Madrid porque el museo expone habitulmente muchos retratos de ellas, que son bien conocidos. Su madre murió cuando él tenía solo dos años.
Pero, ¿a qué mujeres pintó Sorolla? El abanico es bien amplio, como podrá comprobarse en la muestra. Explica Consuelo Luca de Tena a ABC que «durante su estancia en Estados Unidos, Sorolla se mostró muy favorable a la emancipación de la mujer, veía con buenos ojos que estudiara, que trabajara. Sus hijas estuvieron en la Institución Libre de Enseñanza y siempre las animó a que siguieran sus inquietudes artísticas. María era una pintora aficionada. Elena, una prometedora escultora. A Sorolla la gustaba la belleza, admiraba la inteligencia. Fue un hombre de su tiempo , un hombre de ideas liberales, pero no nunca fue un militante ». El feminismo en España era aún muy incipiente. De hecho, murió el pintor sin que se hubiera aprobado el voto femenino.
Cuelga en la exposición una espléndida y variada galería de estereotipos femeninos : la esposa y madre devota y abnegada, las sencillas campesinas, las recias y fuertes pescadoras («en comparación con los personajes de Blasco Ibáñez , éste no ahorra la descripción de la miseria y la pobreza, mientras que Sorolla las ennoblece», advierte Luca de Tena), las elegantes y modernas mujeres de la alta burguesía... A todas ellas las conocería, pues solía pintarlas del natural. Incluso muchas de ellas fueron sus amigas. «No están presentes en su trabajo -comenta Consuelo Luca de Tena- la mujer fatal, la vampiresa. Sí la mujer caída . Retrata a unas prostitutas en "Trata de blancas". Y pinta a Margarita, una mujer que mató a su bebé recién nacido. Son temas que hacía en su etapa juvenil para enviar a los grandes concursos. Pero, pese a lo duro de estos temas, siempre tuvo una mirada compasiva hacia esas mujeres. Se solidariza con ellas, las entiende, no las lapida».
De su etapa de formación en Roma, cuando era joven y aún estaba soltero, quedan algunas de sus pinturas de mujeres sensuales y eróticas . Se sirve de la Antigüedad clásica, de las fantasías orientales... Es el caso de «Mesalina en brazos de un gladiador» -la comisaria aprecia cierta similitud con la "Maja desnuda" de Goya-, presente en la exposición. «Él era un hombre sensual. En las cartas a su mujer, Clotilde, habla abiertamente con libertad y pasión. Pero, tras su matrimonio, los desnudos se vuelven más recatados. No hace insinuaciones ni provocaciones al espectador», comenta Consuelo Luca de Tena. Sorolla pintó a Clotilde en un espléndido desnudo de espaldas, que evoca a su admirada «Venus del espejo», de Velázquez. No está en la exposición.
Las sencillas campesinas se cuelan en la obra de Sorolla durante su estancia en Asís. Pero son las aguerridas pescadoras valencianas sus principales heroínas populares. Las inmortaliza vigilando a sus niños en la playa, esperando la llegada de las barcas para ir a vender la pesca del día o cargando cestos de pescado. Y, pese a la dureza de sus vidas, «él suaviza a estas mujeres al pintarlas al aire libre, siempre fuertes y dignas. Pensaba Sorolla que, bajo el sol, las penas lo eran menos», dice Consuelo Luca de Tena.
Pero Sorolla tuvo entre sus clientas a mujeres de la alta sociedad, a las que retrata elegantes y refinadas , con sus mejores galas. El artista era un buen conocedor de la moda. Un influencer de su época. Entre esos retratos, los de la mujer y la hermana de Beruete . Mentor de Sorolla, fue aquél quien le vendió el terreno donde el valenciano se hizo su casa y su estudio en Madrid, hoy Casa-Museo Sorolla. Un caso aparte son los retratos que hizo de cantantes y actrices a las que conocía, como María Guerrero (vecina y buena amiga suya) -le propuso que legara su retrato al Prado-, Raquel Meller (tuvo una relación con su hijo Joaquín, que acabó como el rosario de la aurora) o Catalina Bárcena , una actriz de la época, guapa, cosmopolita (estuvo en Hollywood) y célebre por su elegancia. Cuenta Consuelo Luca de Tena que sus trajes de Dior, Lanvin, Poiret... acabaron emparedados en casa por su familia, que la consideraba una mala mujer. Hoy están depositados entre los Museos del Teatro y el Traje.
