El artista y crítico del régimen chino, Ai Weiwei
El artista y crítico del régimen chino, Ai Weiwei - efe

Ai Weiwei: «Me dijeron: es un hombre libre»

El artista pekinés Ai Weiwei llegó la semana pasada a Múnich luego de cuatro años de arresto domiciliario

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El artista pekinés Ai Weiwei, de 57 años, que en septiembre inaugura una retrospectiva en la Royal Academy de Londres, llegó la semana pasada a Múnich luego de cuatro años de arresto domiciliario. En su primera entrevista cedida al diario muniqués Süddeutsche Zeitung (SZ), Ai ha indicado que aspira a poder llevar «una vida tranquila» tras la situación «extrema» sufrida en los últimos años: «No tengo miedo. Lo que ha ocurrido no importa. Solo pido poder llevar una vida normal y decir y hacer cosas que ayuden a nuestra sociedad. No solo criticar, sino también ofrecer soluciones», apunta el artista que se sometió a una intensa revisión médica por las lesiones cerebrales que sufrió en 2009 a raíz de una paliza policial: «al parecer está todo en orden», ha dicho Ai al SZ en referencia a los exámenes.

Ai ganó fama internacional al participar en el diseño del Estadio Olímpico de Pekín, el llamado Nido de Pájaro, y tras formar parte en todo tipo de campañas de defensa por los derechos humanos en China. Las autoridades del régimen comunista le retiraron su pasaporte en 2011, tras acusarlo sin pruebas concluyentes de delito fiscal y bigamia. Hoy es uno de los artistas contemporáneos más cotizados y conocidos del mundo: «Viví todos los niveles de la falta de libertad» comenta el artista sobre los 81 días de arresto seguidos de la prohibición de salir del país. «¿Bajo qué condiciones le devolvieron su pasaporte?», «Con casi ninguna» responde: «Me prometieron también que podía volver, algo que para mi es muy importante. Me dijeron: es un hombre libre».

«El entramado social de China es muy frágil. Todo puede hundirse en cuanto algo se mueve un poco. No hay una cultura social moderna. No hay individualismo ni libertad de expresión o autonomía personal», indica Ai cuyo pequeño hijo vive en Alemania, agregando que esa situación convierte en «extremadamente peligroso» a alguien que, como él, expresa sus críticas: «Las necesidades de libertad no se pueden silenciar. En algún momento la presión será demasiado fuerte y todo estallará». La liberación de Ai y la posibilidad de que pueda entrar y salir de China es un gesto –a diferencia por ejemplo del poeta chino exiliado en Alemania, Liao Yiwu-; una luz de cambio que el artista ha sabido apreciar: «Ellos saben que quiero hacer de China un país mejor, que me preocupo de las generaciones más jóvenes. Existe una base de confianza», comenta el pekinés, «en caso contrario, no habrían permitido las exposiciones de un antiguo enemigo del Estado, ni me habrían devuelto el pasaporte».

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