Un visitante observa «Retrato de un hombre con un turbante» (1768), de Tiepolo
Un visitante observa «Retrato de un hombre con un turbante» (1768), de Tiepolo

Giandomenico Tiepolo, el último eslabón del Barroco italiano

El Bellas Artes de Bilbao exhibe los «Retratos de fantasía» del pintor veneciano

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Bastan dos salas, apenas dos rincones del Museo de Bellas Artes de Bilbao, para admirar la exquisita elegancia de la pintura veneciana que, por invitación Real de Carlos III, trajo hasta España a sus mejores hombres. Giovanni Battista Tiepolo (Venecia, 1969 Madrid, 1770), considerado el gran heredero de Veronés, se instaló en la capital española en 1672 con la tarea de decorar al fresco varios techos del Palacio Real, entre ellos, los del Salón del Trono. Llegó acompañado de sus hijos y a la vez colaboradores, Lorenzo y Giovanni Domenico, «Giandomenico», educados para la imitación perfecta de los modos artísticos del padre. Era habitual que en los grupos de «fresquistas», como se les conoce, el artista principal, en este caso el padre, vampirizara completamente a sus ayudantes, haciendo imposible la distinción de sus manos con las del maestro.

Pero, afortunadamente, como explica el comisario de la exposición «El artista en la Corte. Giandomenico Tiepolo y sus retratos de fantasía», los vástagos fueron capaces de superar la limitación de la reconocida figura patrialcal, el último gran pintor del Barroco italiano, y volaron solos hacia sus propios gustos. «Probablemente con el permiso paternal lograron salvar lo que pudo haber sido una experiencia castrante, muy habitual en su lugar», según apunta Andrés Úbeda de los Cobos, jefe de Conservación de Pintura Italiana y Francesa del Museo del Prado, que ha comisariado una exposición «pequeña pero exquisita», según destacó el director de la pinacoteca bilbaína, Javier Viar.

La muestra que ahora se exhibe en el Bellas Artes de Bilbao condensa en un espacio íntimo toda la originalidad del hijo mayor, Giandomenico Tiepolo (Venecia, 1727 - 1804), quien heredó el taller a la muerte del padre y regresó a su ciudad natal.

Un conjunto enigmático

Se presenta una serie completa de sus «retratos de fantasía», idealizaciones artísticas con finalidad decorativa que representan tipos genéricos, retratos de busto historicistas. Aunque Giandomenico grabó estampas de los modelos paternos, dejando clara la fuerte influencia del maestro, en su pintura se aleja de esa búsqueda de profundida psicológica y antepone el carácter puramente decorativo de su trabajo. Hay dos figuras elementales que se contraponen. Por un lado, el viejo barbado a la manera de los filósofos de la Antigüedad, hombre sabio y honorable, representado aquí con modos orientales. Por otro lado, la belleza de una mujer joven y hermosa, cuya sensualidad se rebaja adaptándose a la estricta moral de la Corte de Carlos III.

Son en total once óleos sobre lienzo -ocho mujeres, tres varones- de los que no se sabe demasiado, según reconoce Úbeda de los Cobos. «No se sabe el origen, no hay un modelo real, no hay temas concretos... Existe escasa documentación histórica», señala. Precisamente por eso son estos «Retratos de fantasía» una de las piezas menos estudiadas de la «factoría Tiepolo», como la ha acuñado este especialista del Museo del Prado. En cualquier caso, remarca que no estamos ante retratos en sentido estricto porque no representan a nadie.

El comisario de la muestra resalta la extraordinaria capacidad del artista para romper con el riesgo de monotonía en unos retratos pintados siempre en primer plano. «Hay que reconocer que lo consigue», afirma apuntando la posibilidad de que los cuadros fueran dispuestos de dos en dos, confrontándose en las paredes de casas privadas. Uno de sus más insignes coleccionistas fue el todopoderoso Manuel Godoy, que adquirió varias cabezas de viejo en el mercado de arte madrileño, una de las cuales se sitúa hoy en la Academia de San Fernando. Existe otro conjunto íntegro en el museo Lázaro Galdiano de Madrid.

De las obras expuestas, diez pertenecen a una colección particular y fueron presentadas al público por primera vez en la Fundación Juan March, en 2012. Se incorpora en Bilbao una pintura más procedente de la colección de la Casa-Museu Medeiros e Almeida de Lisboa. Se trata del «Retrato de anciano con espada». Los cuadros de fantasía de la exposición son todos del mismo tamaño (60 x 50 cm) y están fechados hacia 1768, época madrileña de la familia Tiepolo, que aunque se encontraba bajo el patrocinio del Rey, alternaba su trabajo en los frescos del Palacio Real con encargos a particulares.

Completan la exposición una docena de aguafuertes, conservados en perfecto estado, que han sido prestados por la Bibilioteca Nacional para establecer su relación directa con las pinturas. Patrocinada por Banca March y Consulnor, «El artista en la Corte. Giandomenico Tiepolo» podrá verse hasta el próximo 20 de abril en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

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