La gran tablilla de Gilgamesh que estaba en el Museo de la Biblia pudo ser saqueada en Irak

Un juez de Washington decidirá si esta pieza arqueológica, que estuvo en el Museo de la Biblia, debe ser devuelta

La tablilla de Gilgamesh que se expuso en el Museo de la Biblia de Washington Museo de la Biblia
David Alandete

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Tras sus ajetreados 3.500 años de vida, la tableta de arcilla ha acabado en un almacén del gobierno de Estados Unidos en el barrio de Queens de Nueva York, a la espera de que un juez de Washington decida si puede volver, por fin, al lugar donde se la creó, que entonces era Babilonia y hoy es Irak. En una demanda presentada el 18 de mayo, el ministerio fiscal norteamericano alega que varios comerciantes de antigüedades ocultaron el origen real de esta tableta, que probablemente fue objeto de contrabando antes de su última venta registrada, por importe de 1,5 millones de euros y para ser expuesta en el Museo de la Biblia en Washington.

La tableta en sí es todo un tesoro arqueológico, histórico y literario. Mide unos 15 centímetros de largo y 12 de ancho, una de las mayores que sobreviven de su época. De hecho, quedan apenas una treintena de fragmentos similares del poema épico de Gilgamesh tallados durante el periodo babilonio antiguo o medio, y los demás son más pequeños que el de este ejemplo. El cuneiforme que contiene esta tableta es claro y fácil de leer para los expertos, y narra una conversación entre la prostituta Shamhat con el salvaje Enkidu, en la que le revela unos sueños que ha tenido Gilgamesh, el héroe de la mitología mesopotámica. Se la conoce por eso como la Tableta del Sueño de Gilgamesh.

La policía federal norteamericana requisó la tableta del Museo de la Biblia en Washington el 24 de septiembre de 2019 y la entregó a la agencia de Aduanas del gobierno, que la tiene bajo su custodia. En 2014 la había adquirido en una venta privada con un precio de cierre de 1,5 millones de euros la cadena de tiendas Hobby Lobby, cuyos dueños, la familia Green, impulsaron y financiaron el Museo de la Biblia. Esa familia y esa cadena de tiendas ya se han visto obligadas a devolver miles de antigüedades a Irak por haber sido fruto del expolio del patrimonio artístico de ese país. En 2017, Hobby Lobby tuvo que pagar una multa de 2,7 millones de euros por contrabando.

La demanda presentada el lunes narra el periplo de la tableta desde que en 2001 un comprador estadounidense la vio en el suelo del apartamento de Londres de un comerciante de antigüedades jordano llamado Ghassan Rihani, quien murió meses después de la visita. En 2003, sus descendientes, que decían no saber su origen, la vendieron a un coleccionista dentro de un lote mucho más amplio por el que cobraron unos 50.000 euros, convencidos de que era un artefacto menor, dado que la cal incrustada en la superficie la hacía ilegible. Enviada a EE.UU. por correo, el coleccionista la limpió y la envió para su examen a un profesor de Princeton, que certificó su antigüedad y origen.

Aquel coleccionista que trajo la tableta a EE.UU. le vendió en 2007 por poco menos de 50.000 euros, un precio irrisorio dado su valor real, pero sin añadir un certificado de origen, necesario para asegurar al comprador que no era un objeto de contrabando. Este comprador exigió el certificado y el coleccionista lo falsificó, según la fiscalía, inventándose que la Tableta del Sueño de Gilgamesh fue adquirida en 1981 en una subasta de la casa Butterfield & Butterfield en San Francisco como parte de un lote del que no había registros detallados.

Después, esa tableta comenzó a aparecer en todo tipo de libros y catálogos como uno de los mayores tesoros de su índole y su época, siempre como un objeto adquirido siguiendo todas las leyes de antigüedades vigentes en EE.UU. Entre 2007 y 2014 fue cambiando de manos, hasta que la empresa Hobby Lobby la compró para el Museo de la Biblia, que abriría sus puertas en 2017. La idea era exhibirla como parte de literatura escrita antes del periodo bíblico.

Esa última adquisición fue una venta privada, pero según ha revelado Hobby Lobby en otra demanda, al vendedor le representó Christie’s. Según esa denuncia de Hobby Lobby, la célebre casa de subastas «creó la falsa impresión» de que la tableta había sido introducida en EE.UU. con todos los permisos legales. Por su parte, Christie’s respondió ayer con un comunicado en el que alega que la verdadera falsificación tuvo lugar «hace décadas», mucho antes de esa última venta, y anunció que estudia tomar también medidas legales.

Tras varios años de pesquisas, la fiscalía norteamericana está convencida que la tableta es «patrimonio robado a Irak introducido ilegalmente en EE.UU.» y pide su devolución definitiva a Bagdad. Según Richard P. Donoghue, fiscal de distrito en Nueva York que ha instruido la causa, «siempre que identifica patrimonio cultural saqueado, el gobierno de EE.UU. hace todo lo posible para devolverlo donde pertenecen, como va a hacer en este caso concreto».

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