Obituario

Francisco Caudet: Entre Galdós y la literatura de la Guerra Civil y el exilio

Profesor en Estados Unidos y en España, fue un gran especialista en la literatura realista de los siglos XIX y XX, especialmente en Galdós, así como en la de la Guerra Civil y la diáspora, con especial atención a figuras como Max Aub, Sender o Arturo Barea

Juan Manuel Bonet

El jueves pasado, durante la inauguración del Congreso Max Aub de Valencia, coorganizado por la Fundación segorbina que perpetúa la memoria del gran narrador, y la UNED-Alzira, los participantes recibimos con pesar la noticia de la muerte, el lunes, y en Madrid, del profesor castellonense (de Alcalá de Chivert) Francisco Caudet, precisamente un importante ‘aubista’.

Caudet, que sucesivamente fue profesor en California, el Reino Unido y la Universidad Autónoma de Madrid, y que durante un tiempo dirigió el Cervantes de Chicago (metrópolis en torno a la cual tiene un libro de poemas, que acompañan cuadros del onubense Enrique R. Santana sobre la misma), entró en fuego en 1972, con una monografía sobre José María Salaverría. Le interesó siempre mucho la narrativa de finales del XIX y comienzos del XX, como lo atestiguan sus ediciones críticas de Galdós (una de sus grandes especialidades), Clarín, Palacio Valdés, Juan Valera o Blasco Ibáñez. Importantes asimismo sus aproximaciones a Unamuno, Azorín, Antonio Machado (objeto, en 2009, de su libro ‘En el inestable circuito del tiempo’) o Valle-Inclán, así como a ‘La selvática Bribonicia’, de José Mas, o a los recuerdos de José Machado sobre los últimos días de la vida de su hermano Antonio. Sin embargo, el último de los títulos citados ya pertenece en puridad a un terreno a cuyo estudio realizó Caudet aportaciones tan importantes o más que las ya referidas: el de la República, la Guerra Civil y el exilio. Ahí están para demostrarlo su temprano ‘Romancero de la Guerra Civil’ (1978), su síntesis ‘Las cenizas del fénix: La cultura española en los años 30’ (1993), su antología de ‘Hora de España’, o su edición de ‘El hombre y el trabajo’, de Arturo Serrano Plaja. Antes que nadie, estudió las dos grandes revistas del destierro en México, ‘Romance’ y ‘España Peregrina’, así como una publicación autóctona especialmente acogedora para aquellos: ‘El Hijo Pródigo’. Espléndidas, definitivas, su edición de la apasionante correspondencia de Ramón J. Sender con Joaquín Maurín, o más recientemente de ‘La forja de un rebelde’, de Arturo Barea, para la colección negra de Cátedra, proeza de exhaustividad, tanto por lo que se refiere al prólogo (una auténtica monografía de casi ¡400! páginas) como a la minuciosísima anotación. En breve saldrá su último trabajo, una edición de un libro cuyo escenario es su provincia natal: ‘La velada en Benicarló’, de Azaña. Recordar además sus estudios sobre Gil-Albert o Lorenzo Varela; su libro de conversaciones con el recientemente desaparecido Alfonso Sastre; y que en 2015 Fernando Larraz coordinó para las prensas de la Autónoma el volumen colectivo ‘Estudios de literatura, cultura e historia contemporánea en homenaje a Francisco Caudet’, con prólogo de Rafael Chirbes.

JUAN MANUEL BONET

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