Benjamín Franklin y el misterio de los 1.200 huesos humanos hallados en su sótano de Londres

¿Qué hacían esos restos en la casa del padre fundador de Estados Unidos? Los expertos ya tienen la respuesta al misterio

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Benjamín Franklin (1706-1790) es uno de esos fascinantes personajes polifacéticos de los que nos ha privado la era de la alta especialización. Político y padre fundador de los Estados Unidos, fue también editor, conspicuo masón e ilustre científico, con importantes hallazgos en el campo de la electricidad. Es muy sonado su experimento en Filadelfia en 1752, con una cometa y una llave en su extremo en una noche de rayos, que lo llevó a inventar su versión del pararrayos. Pero a su cabeza ocurrente debemos también las gafas bifocales, las aletas de nadador y hasta una primera versión del cuentakilómetros.

Franklin, como tantos hombres inteligentes, era también fuente constante de estupendas citas. «Un camino de mil millas comienza con un solo paso», decía una de las más recordadas.

Su ideología quedó clara en esta otra: «Donde mora la libertad, allí está mi patria».

Los huesos hallados en el sótano de Franklin
Los huesos hallados en el sótano de Franklin

Las disecciones de este tipo eran por entonces ilegales. También se da por descontado que Hewson burlaba la ley a la hora de conseguir los cadáveres para sus experimentos. Probablemente Franklin conocía lo que allí hacía, aunque disfrutaba de una segunda vivienda y no siempre estaba en Craven. Lo cierto es que los trabajos del sótano dieron sus frutos. Hewson fue el primero en concluir que la sangre estaba integrada por glóbulos rojos, blancos y plasma. También reveló la proteína clave para la coagulación.

Su final fue prematuro, con solo 34 años, y paradójico. El anatomista murió en 1774 por una septicemia, una infección de la sangre, su campo de investigación. La causa fue una herida que se hizo accidentalmente en el transcurso de sus disecciones.

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