Funeral por las tres niñas atropelladasÚltimo adiós a Ana, Nerea y Michel

Todo el pueblo de Fuensalida despidió ayer a sus tres pequeñas vecinas que perdieron la vida en la carretera

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Dolor y más dolor. Y después, dolor. Es la palabra que describe el sentimiento de un pueblo entero, Fuensalida, que ayer enterró a dos (Nerea y Michel), de las tres niñas fallecidas el pasado sábado por la mañana tras ser atropelledas por un vehículo en la carretera que une este pueblo con Torrijos. De allí volvían cerca de las ocho de la mañana junto a dos amigos tras pasar la noche en la fiesta de un pub con la que los alumnos de 4º de la ESO de los institutos recaudan fondos para el viaje de fin de curso.

El cuerpo de la tercera adolescente, Ana, de origen portugués, iba a ser incinerado en el Tanatorio de Toledo para trasladar sus cenizas a Portugal, su país de origen, aunque su féretro fue instalado ayer junto al de sus amigas frente al altar mayor de la parroquia de San Juan Bautista, donde se celebró el multitudinario funeral.

Los ataúdes de Ana, Nerea y Michel, de 15, 16 y 12 años, respectivamente, ante sus familiares y amigos; y esas madres rotas por el dolor.

El cuarto joven herido, de 17 años, vecino de otro pueblo de la misma zona, Santa Cruz de Retamar, seguía ayer estable dentro de la gravedad en la UVI del hospital Virgen de la Salud de Toledo, ajeno a la desgracia ocurrida con sus amigas. El quinto amigo tuvo más suerte, resultó ileso.

A las puertas de la parroquia se agolparon cientos de vecinos y fue necesario instalar altavoces en el exterior del templo para todos aquellos que se quedaron fuera por falta de espacio. Al sepelio, además de los concejales de la Corporación fuensalidana, asistieron el consejero de Presidencia y Administraciones Públicas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Leandro Esteban; el delegado de la Junta en Toledo, Fernando Jou, y el alcalde, Mariano Alonso, visiblemente afectado por la dura experiencia vivida, ya que fue él quien tuvo que comunicar a las familias la muerte de las niñas, casa por casa.

Unos padres que creían a sus hijas sanas y salvas durmiendo en casas de amigas, como les contaron las propias niñas; una «chiquillada», como lo calificó el alcalde, que desembocó en una terrible tragedia por nadie esperada. La presidenta regional, María Dolores de Cospedal, transmitió, en un acto celebrado en Toledo, su «cariño y condolencias de todo corazón» a las familias.

Dentro de la iglesia, el sonido del llanto rompía un silencio solemne, desconsolado y triste. Sobre las cuatro de la tarde llegaron a hombros de familiares y amigos los féretros, que fueron recibidos con aplausos por los vecinos. Dentro del templo esperaba el párroco de Fuensalida, Félix González Díaz, quien, en su nombre y en el del arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez, expresó su pésame a las familias.

«Un suceso inesperado ha golpeado vuestras vidas, por eso todos queremos estar aquí para apoyaros», subrayó el sacerdote, quien apeló a la fuerza de la fe para superar el desconcierto de la muerte en una localidad que hoy vivirá su segundo día de luto por la muerte de las adolescentes y que mantiene a media asta las banderas del edificio del Ayuntamiento.

Durante la noche del sábado y la madrugada del domingo pasados los dos tanatorios de la localidad fueron escenario del desolador trance que atraviesan las familias de las pequeñas, y que en todo momento estuvieron acompañadas por el grupo de psicólogos de emergencia del 112, para cuya labor el alcalde de Fuensalida, Mariano Alonso, tuvo palabra de agradecimiento y admiración.

Como informó ABC, el conductor del vehículo causante del atropello ingresó en la prisión de Ocaña tras prestar declaración ante el juez de Torrijos. Está acusado de un delito de homicio imprudente y otro de lesiones graves. El joven, de 27 años, que se dirigía a su trabajo, dio positivo en la prueba de alcoholemia, aunque solo superaba en una centésima el nivel de alcohol permitido.

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