El secreto del pelazo de Donald Trump y otras historias de ciencia cotidiana

El bioquímico José Manuel López Nicolás desentraña en un libro los misterios del sueño, cómo saber el sexo de un gato por el color o el ingrediente más alucinante de las cremas

Donald Trump y su famosa cabellera Reuters
Patricia Biosca

Patricia Biosca

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¿Para qué sirven unas vacaciones de Navidad? Muchos dirán que para descansar, otros que para ver a la familia y unos cuantos solo verán el momento de disfrutar de enormes comilonas regadas de buenos caldos. Sin embargo, José Manuel López Nicolás ocupó su tiempo en reflexionar acerca de la ciencia que esconden las pequeñas cosas. Este catedrático en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Murcia -así como responsable del famoso blog de ciencia « Scientia »- ideó durante una estancia de diez días en su « pequeño rincón del Mediterráneo », Dehesa de Campoamor, el germen de «Un científico en el Supermercado» (Planeta, 2019).

Utilizando como hilo argumental aquellas vacaciones y conversaciones con su hija, con su abuela o incluso con un gato callejero, López Nicolás introduce temas tan dispares como las matemáticas detrás del flamenco , la óptica tras de la visión de los toros de lidia o la farmacología que esconde la melena rubia de Donald Trump . Una excusa perfecta para comprender mejor la dinámica del mundo que nos rodea de forma amena y sencilla. Aquí algunos ejemplos.

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El presidente de EE. UU., Donald Trump AFP PHOTO / NICHOLAS KAMM

El truco de la cabellera del presidente

La finasterida es uno de los fármacos más conocidos para luchar contra la calvicie y es el «truco» detrás de la cabellera rubia de Donald Trump . Su funcionamiento es «simple»: bloquea una enzima que transforma la hormona testosterona en otro metabolito que activa la calvicie . «Su uso es controvertido por la posible aparición de efectos secundarios relacionados con la disminución del apetito sexual y con trastornos de erección y la eyaculación -escribe López Nicolás-. Pero estos no están nada claros, ya que quizá se deban a la edad y no al fármaco».

No es el único remedio que la farmacología ofrece contra la temida caída del pelo: el minoxidil , que originalmente se utilizaba contra la hipertensión, mostró que también podía estimular el crecimiento del cabello, pero en forma de loción para no alterar la tensión arterial. Recientemente también se están probando tratamientos con plasma rico en plaquetas o la inyección de células madre , «aunque aún no hay pruebas científicas suficientes que avalen su eficacia».

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Patricia Guerrero, en su último espectáculo «Distopía» Vanessa Gómez

Las matemáticas detrás del flamenco

Aunque se conoce desde hace mucho la relación entre la música y las matemáticas , existe una parte y determinados estilos en los que es más difícil «meter mano» a los patrones. Es el caso del flamenco. Para encontrar las repeticiones y los números detrás del cante, el toque y el baile, el catedrático en Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Sevilla José Miguel Díaz-Báñez creó el proyecto Cofla , la mezcla entre computación y flamenco y cómo los algoritmos, la psicología, el procesamiento de señales de audio y, por supuesto, los números, pueden «ser útiles para la docencia, divulgación y conservación del arte flamenco», explica López Nicolás.

Y no fue el único, ya que la cantaora y científica Rocío Márquez Limón escribió su tesis sobre resonancia cinemática en base a su pasión: el cante. Así, descubrió que el cuerpo de un cantaor define la forma en la que canta flamenco, lo que explica que se pueda interpretar de tantas formas independientemente de las técnicas aprendidas. «Para un buen funcionamiento del aparato vocal es fundamental una correcta respiración y la consecuente activación de la faja abdominal», cuenta el divulgador. «Sin embargo, hasta que el aire no pasa por las cuerdas vocales y resuena en la cabeza, no acaba de definirse el “color” del sonido».

Por otro lado, un estudio de Elvira Salazar-López , de la Universidad de Granada, también intentó desentrañar la « huella térmica» del famoso «duende» flamenco. Para ello, escogieron a diez experimentadas bailaoras y midieron la temperatura de sus cuerpos en dos casos: mientras bailaban y visionando vídeos de otras personas bailando. «Las bailaoras experimentaron un descenso significativo de la temperatura de la nariz y los glúteos mientras bailaban, algo que también ocurría, pero en menor medida, cuando miraban una grabación», lo que demostraría un «estrés empático» entre ambas acciones.

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Dos gatos de pelaje diferente Arcjivo

La ciencia del color de los gatos

«De noche, todos los gatos son pardos», reza el refrán. Pero lo cierto es que el pelaje de estos felinos tiene infinidad de variables: de los marrones a los negros, pasando por los naranjas o los grises. Lo que pocos conocen es que esta característica está muy ligada con el sexo del animal . «Como los demás mamíferos, los gatos tienen dos cromosomas sexuales: X e Y, La madre aporta el cromosoma X y el padre puede aportar el X o el Y. Pues bien, se ves un gato con tres colores distintos, puedes apostar a que es hembra», indica López Nicolás.

Esto es debido a que el color naranja se ubica en el cromosoma X y puede tener un alelo (cada una de las formas alternativas que puede tener un mismo gen y que se manifiestan en modificaciones concretas de su función) para el color negro. «Por tanto, la única forma de que ambos alelos se den juntos y combinados con blanco es que haya dos cromosomas X, es decir, que sea una gata ».

Pero hay más curiosidades en torno al pelaje de los gatos. Resulta que los siameses cambian de color por la temperatura: cuando esta es normal, no se encuentra activa la enzima que produce la melanina; sin embargo, cuando hace frío, se desarrollan una serie de reacciones que oscurecen su pelaje. «Por eso, cuando hace calor, el gato siamés presenta más superficie blanca y, cuando refresca, presenta más zonas de color oscuro».

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José Tomás en la plaza de toros de la Malagueta EFE

¿En qué colores ven los toros de lidia?

Ríos de tinta han corrido sobre la visión del toro de lidia : hay quien dice que no puede ver a tres metros de distancia, lo que supone que, si el torero se coloca lo suficientemente cerca, no será visto por el animal. Sin embargo, un estudio del investigador Matteo Lo Sapio afirma que la exclusión visual en un toro cuatreño -de cuatro años- es de 40 centímetros, por lo que sí distinguiría al diestro y el hecho de que no embistiera está más relacionado con la sumisión del toro que con motivos visuales. Es decir, la visión de este animal es reducida, pero si no ataca al torero no es porque no le pueda ver.

Por cierto, la leyenda urbana de que estos animales solo responden al color rojo, es un mito : «El animal reacciona al movimiento, no al color. Un toro ve en tonos verdes, azules y rojos, pero en una tonalidad distinta a la que conocemos», se especifica en el libro.

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Ballena saltando en el océano GWC

Esperma de ballena como crema de cara

No muchos conocen el poder hidratante del esperma de ballena . Se trata de un ácido graso de color blanco que está en las cavidades del cráneo del cachalote y en las grasas vascularizadas de todas las ballenas.

«Tras someterlo a una cristalización a 6 grados centígrados y a un tratamiento con presión y una solución química de álcali cáustico, se consiguen unos cristales blancos brillantes y duros, pero que resultan aceitosos al tocarlos. Gracias a su textura y a su olor, este material es muy apropiado para la industria cosmética, los trabajos en cuero y los lubricantes», explica López Nicolás. «Aunque el esperma de ballena no tiene efecto positivo sobre la salud , más allá de que te guste su textura y olor, si te lo pones después de la ducha, tu piel quedará reluciente».

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Las personas «alondras» son más activas durante el día, mientras que los «búhos» experimentan el pico de actividad por la tarde o noche Archivo

Búhos contra alondras

El mito de que existen personas « alondras » -a las que no les cuesta tanto madrugar y tienen su pico de actividad en horas diurnas- y « búhos ” -considerados como más activos en horas tardías y a los que les cuesta sobremanera despegarse de las sábanas- está avalado por la ciencia . De hecho, en un estudio en el que se analizó el genoma de 697.828 personas , se observó que existen 351 genes que predisponen a una persona a ser de un tipo u otro . Y, además, se estableció que las consideradas alondras tienen mejor salud mental , ya que esos genes regulan los relojes circadianos del cuerpo. «Es decir, los procesos bioquímicos que gobiernan la periodicidad de las actividades celulares».

Por su parte, los búhos son los peores parados , y según esta investigación de Samuel E. Jones publicada en Nature en 2019, tienen más riesgo de padecer diabetes y obesidad . «El ritmo circadiano se puede entrenar, pero hasta cierto punto. Si eres un búho, puedes lograr avanzar gran parte del camino para llegar a ser una alondra. Debes cambiar tus rutinas de acostarte y levantarte. eso sí, los búhos tienen un reloj interno que corre un poco más despacio, por lo que nunca llegarán a ser alondras puras, pues eso es genético y no se puede cambiar», señala la abuela de López Nicolás en un relato apasionante.

Y hablando de sueño. López Nicolás aprovecha para contarle a su hija los beneficios del sueño , vital para activar el sistema inmunitario, la regeneración de la piel y los tejidos y, por supuesto, la recuperación del cansancio físico y, seguramente, la consolidación de la memoria, ya que durante la fase REM del mismo la actividad cerebral es muy alta .

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