El músico que sorprendió a los científicos al descubrir un nuevo planeta

Músico de día y astrónomo de noche, Friedrich Wilhelm Herschel pudo constatar la existencia de Urano

Friedrich Wilhelm Herschel en un retrato Archivo

Pedro Gargantilla

Urano es el tercer planeta del sistema solar en tamaño y el séptimo en distancia al Sol, siendo más de catorce veces mayor que la Tierra . La distancia entre este planeta y nosotros es de unos 3.000 millones de kilómetros.

Urano fue el primer planeta en ser descubierto por un telescopio, el acontecimiento tuvo lugar en 1781 y fue una verdadera revolución, máxime si tenemos en cuenta que desde la antigüedad tan sólo se conocían cinco planetas, seis si incluimos la Tierra.

Su descubridor fue Friedrich Wilhelm Herschel (1738-1822), un alemán nacido en Hamburgo, en el seno de una familia de intérpretes de oboe. Durante su juventud aprendió el oficio familiar y antes de cumplir la veintena se trasladó a Inglaterra, para evitar realizar el servicio militar.

Músico de día y astrónomo de noche

Friedrich trabajó como profesor, compositor e intérprete en el Reino Unido. Fue la música la que le hizo interesarse inicialmente por la acústica, luego por las matemáticas y, finalmente por la óptica. El teutón era una mente inquieta dispuesta a adentrarse en los vericuetos de cualquier disciplina.

Su interés por las estrellas fue tardío, ya adentrado en la cuarta década de la vida, y se despertó cierto día tras leer « La Astronomía » del astrónomo estadounidense James Ferguson . A partir de ese momento su voracidad por el saber astronómico no se extinguió en ningún momento.

Lo primero que hizo fue construir su propio telescopio para poder realizar observaciones nocturnas precisas. Sus primeras indagaciones se centraron en las manchas solares, la inclinación del eje de Marte y la altura de las montañas selénicas.

Su gran aportación al campo de la astronomía llegó de forma inesperada el 13 de marzo de 1781. Esa noche Friedrich observó « una curiosa estrella difusa, más grande que el resto ». Herschel empezó a dudar que se tratara de una estrella, debido a que tenía forma de disco, por lo que valoró la posibilidad de que realmente se tratase de un cometa, un satélite o un planeta.

En sus siguientes pesquisas se detuvo en analizar el movimiento, descubrió con extrañeza que era lento, más propio de un planeta que de una estrella. Si estaba en lo cierto, acababa de descubrir un nuevo planeta situado , respecto del sol, al doble de distancia que Saturno.

Un planeta con nombre de rey

De forma inmediata los «astrónomos profesionales» reconocieron y elogiaron los hallazgos de aquel entusiasta aficionado y decidieron bautizarlo como planeta Herschel en su honor. El germano rechazó el ofrecimiento y propuso, en cambio, llamarlo « Georgium sidus », en honor del rey Jorge III de Inglaterra .

La propuesta triunfó y el séptimo planeta se designó de esa forma hasta el siglo XIX, momento en el cual el astrónomo alemán Johan Elert Bode (1747-1826) defendió que se debía renombrar a Urano , el padre mitológico de Saturno.

La elección tenía su razón de ser, ya que a medida que nos alejamos de la Tierra nos encontramos con Marte, el hijo de Júpiter, el cual es a su vez el hijo de Saturno, que es hijo de Urano.

Nueve meses después del descubrimiento, Herschel entró a formar parte de la Royal Society y fue nombrado astrónomo real, con un salario anual de trescientas guineas. Unos honorarios que le permitieron abandonar su trabajo de músico y dedicarse en cuerpo y alma a la astronomía.

Su interés por Urano continuó y en 1787 descubrió los dos satélites de mayor tamaño de Urano –Titania y Oberón- y en dos años después amplió la lista con otros dos satélites, Mimas y Encelado.

Una hermana abnegada

Herschel tuvo una colaboradora de excepción, su hermana Caroline (1750-1848). Llevaba en los genes la meticulosidad y el método científico : durante décadas se dedicó a clasificar y analizar datos , así como a realizar cálculos y anotar las observaciones que realizaba su hermano.

Tiempo después se supo que Caroline fue mucho más que una ayudante abnegada, que ella misma realizó sus propias búsquedas astronómicas y que descubrió ocho cometas y tres nebulosas . Por su contribución a la ciencia, la Royal Astronomical Society decidió condecorarla con la medalla de oro en 1798 y nombrarla miembro honorario.

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación

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