La genética desmonta el mito de la promiscuidad aristocrática: más adúlteros entre los pobres

Las historias sobre hijos bastardos en la realeza y la aristocracia son comunes en siglos pasados. La diferencia de edad entre los cónyuges, así como los matrimonios concertados, eran algunas de las razones por las que ocurrían este tipo de episodios de forma recurrente. Por eso, el equipo de Maarten Larmuseaur , de la Universidad Católica de Leuven (Bélgica), pensaba encontrar muchas más personas adúlteras entre las clases altas que en las bajas en un estudio genético que abarca cinco siglos. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula .

En la investigación, que acaba de publicarse en la revista « Current Biology » se señala que en el siglo XIX, las familias más pobres que vivían en ciudades de Europa tenían una tasa más alta de niños que no estaban biológicamente relacionados con sus padres legales. para llegar a esta conclusión, el equipo de Larmuseau identificó a 500 pares de genes de hombres en Bélgica y los Países Bajos donde, según los registros genealógicos, cada par descendía del mismo ancestro masculino a través de un linaje masculino. La mitad de estos antepasados nacieron antes de 1840 y el mayor era de 1315 .

Los hombres de cada pareja deberían haber heredado el cromosoma Y de su ancestro compartido, ya que proviene del padre. Cuando las pruebas de ADN revelaron una falta de concordancia , el equipo evaluó a otros descendientes masculinos para reducir cuando un hijo había sido engendrado por alguien que no era el esposo . Todos los hombres fueron voluntarios y el equipo no examinó a parientes cercanos para evitar descubrir casos recientes.

«Lo que encontramos fue completamente lo contrario de lo que esperábamos», afirma Larmuseau. La tasa de paternidad adicional entre los agricultores, artesanos y comerciantes más acomodados fue de alrededor del 1% . Sin embargo, aumentaba hasta el 4% entre los trabajadores y tejedores de menor clase y aún aumentaba hasta cerca del 6% entre las personas de la clase trabajadora que vivían en ciudades densamente pobladas en el siglo XIX. Esto fue en comparación con una tasa de alrededor del 0,5% entre los más ricos.

Lo que el estudio no puede revelar son las cuasas detrás de estos casos de adulterio. « No podemos dar una explicación », afirma Larmuseau. «No podemos entrevistarlos». Una posibilidad es que las mujeres más pobres en las ciudades fueran más vulnerables a la violencia y explotación sexual masculina, aunque se trata de una especulación.

Y a pesar de que muchos piensen que los hijos fuera del matrimonio son algo muy habitual, en realidad la tasa general demuestra que apenas llega al 1,6% de media por generación . Sin embargo, aún hay mucha gente que puede desconocer que ellas o sus parientes fueron concebidos por padres que no eran la pareja «oficial» del momento. De hecho, Larmuseau estima que 30 millones de personas en todo el mundo se han realizado pruebas de ascendencia, lo que sugiere que hasta 500.000 podrían haber hecho un descubrimiento sorprendente sobre su padre.