Cuando los roedores tuvieron que huir a Cataluña y a Francia

Dos cambios climáticos llevaron a que la fauna de la península ibérica de hace seis a 12 millones de años viajase hacia el norte y se refugiase allí

Recreación de un bosque de Cataluña o el Sur de Francia hace 10 millones de años, con un rinoceronte y una ardilla voladora Oscar Sanisidro

ABC.ES

Las huellas geológicas y paleontológicas indican que en el pasado el clima y los seres vivos de la Tierra eran muy distintos a los actuales. En el llamado Mioceno , una era reciente en términos geológicos que comenzó hace 23 millones de años y acabó hace solo cinco millones de años, las plantas y los animales ya se parecían bastante a los actuales : focas, ballenas, rinocerontes, gatos y camellos proliferaban, y había formas primitivas de caballos. Por entonces se originó el hielo de la Antártida, y las cordilleras de los Pirineos, Alpes e Himalaya crecieron.

Dentro de ese gran período geológico hubo etapas más breves marcadas por acontecimientos puntuales. Un estudio publicado recientemente en Scientific Reports y liderado por científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha averiguado que la fauna más antigua de roedores que habitó la Península Ibérica en ese momento, en concreto hace entre doce y cinco millones de años, se tuvo que desplazar progresivamente hacia el norte en busca de nuevos ambientes. El motivo es el enfriamiento y la aridez de la península a causa de dos cambios climáticos.

«Uno de los principales descubrimientos del trabajo es que las faunas más antiguas, propias de ambientes que iban desapareciendo a causa del cambio global, eran progresivamente desplazadas hacia el norte, sobreviviendo temporalmente en refugios con características ambientales más húmedas, especialmente en Cataluña y el sur de Francia », explica en un comunicado Manuel Hernández Fernández, coordinador del estudio.

El estudio se centra en un periodo geológico caracterizado por la llegada de un clima más frío y seco en todo el globo, y que tuvo un impacto drástico en los paisajes y seres vivos de la región suroccidental de Europa, que rápidamente se hizo más árida.

Cuando el Mediterráneo se secó

«Para la elaboración de este estudio, se ha recopilado información de todas las especies presentes en más de 100 yacimientos de la Península Ibérica y sur de Francia, lo cual posibilitó evaluar estadísticamente cómo se agrupaban las comunidades de roedores en función de su afinidad ecológica . El estudio de cómo evolucionaron estas agrupaciones en el tiempo, nos permitió determinar cómo respondieron a los cambios climáticos ocurridos entonces» comenta en un comunicado Fernando Blanco, coautor del estudio.

Así, la investigación ha confirmado la influencia sobre los mamíferos de la península de dos importantes sucesos: la crisis del Vallesiense , hace 10 millones de años, y la crisis del Messiniense , hace seis. Durante ambos períodos se acentuó el enfriamiento y la aridez del clima, pero en la segunda ocurrió algo muy notable: la cuenca del Mediterráneo se desconectó del Atlántico y el mar se secó por completo a causa de la evaporación del agua.

Los roedores, un «chivato» ecológico

Todos estos cambios tuvieron repercusión en la diversidad y distribución de las especies de seres vivos, incluyendo a los roedores. Según los investigadores, los roedores resultan especialmente interesantes porque son animales que se caracterizan por vivir en zonas muy amplias, por ser muy variados y por depender mucho del clima. Todo esto hace que sean como un testigo o un marcador muy claro de cómo era la ecología en tiempos pasados.

«En el caso de la Península Ibérica, disponemos de cientos de yacimientos ricos en fósiles de este grupo que podemos estudiar» explica Blanco. Por otra parte, Ana Rosa Gómez Cano, investigadora del Instituto Catalán de Paleontología y coautora del trabajo, añade que, partiendo de esta base, se pueden «realizar estudios de gran resolución para analizar la influencia de los cambios climáticos del pasado sobre asociaciones de faunas extintas».

Por este motivo, este tipo de trabajos permite crear modelos capaces de explicar o incluso predecir la respuesta de los seres vivos ante los cambios climáticos. «Si logramos conocer cómo se ha comportado la biodiversidad ante cambios climáticos en el pasado, podremos predecir como va a hacerlo en el futuro. En este sentido la Paleontología tiene un papel crucial en el estudio del cambio global», concluye Blanco.

Esta investigación ha sido el resultado de más de 50 años de excavaciones y estudios en los yacimientos paleontológicos de la Península Ibérica y del sur de Francia. Además de la UCM, en el estudio han participado el CSIC, el Instituto Catalán de Paleontología, el Museo de Historia Natural de Berlín y la Universidad de Harvard.

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