La Carlina, la planta que predice el tiempo

En algunas zonas de nuestra geografía se ha utilizado para vaticinar la proximidad de tormentas

Carlina vulgaris Wikipedia

Pedro Gargantilla

Las plantas están rodeadas de mitos, leyendas e historias y las cardinchas no iban a ser menos. Es una planta herbácea mediterránea y perenne que en raras ocasiones supera los setenta centímetros de altura y que recibe diversos nombres: carrasquillas, carlinas, carpazos o ajonjeros.

Es fácil encontrarla en pastos, dunas, al borde de los caminos y en pastizales y prados situados entre los mil y los dos mil metros de altitud, en donde florece desde junio a septiembre.

Se reconoce fácilmente por su tallo rígido y sus hojas espinosas, recortadas, lobuladas y hemisféricas, y de flores amarillas.

Eficaz contra brujas y brujos

Se cree que la cardincha o eguzkilore -en euskera flor del sol- fue en su momento un símbolo pagano de culto solar en ciertas zonas pirenaicas. En la mitología vasca hay una preciosa leyenda que narra como Amalur -la madre Tierra- creó a esta planta para proteger a los humanos a partir del ocaso, cuando el sol se retiraba a descansar. Al parecer su hermosura y perfección geométrica provocaba que las brujas y los espíritus malignos la confundiesen con el astro rey y huyesen despavoridos.

En otros lugares se creía que las sorginak (brujas) y las lamias no podían penetrar en las casas antes de haber contado todas las hojas de la planta, como no eran capaces de hacerlo antes de que amaneciera, tenían que volver sus refugios subterráneos en espera de otra ocasión.

Estas leyendas explicarían por qué se colocaba la cardincha en la puerta de algunas viviendas y caseríos. Eso sí, la tradición advertía que para que su poder fuese efectivo debía ser recogida en la mañana de San Juan.

Remedio contra la peste y predictor de tormentas

Hay una leyenda que ha perdurado en el folclore popular a lo largo de generaciones y que atribuye a la cardincha propiedades curativas y que entronca con su denominación científica. Para conocerla tenemos que remontarnos hasta la Edad Media, cuando una terrible epidemia de peste se cebó con el ejército de Carlomagno cuando se disponía a conquistar Roma. El emperador se retiró a sus aposentos para tomar la decisión de continuar en su empeño o retornar. Al parecer, durante la noche se le apareció un ángel mostrándole una cardincha. A la mañana siguiente Carlomagno mandó recolectar la planta y con el líquido que obtuvo de su cocción consiguió salvar a su ejército.

Más adelante, otras historias cambiaron de protagonista y situaron al emperador Carlos V en el epicentro de la acción. Sería precisamente esta última versión la que sirvió a Linneo para nombrar al género: Carlina, que pertenece a la familia Asteraceae y de la que se han descrito más de treinta especies diferentes.

El paso del tiempo ha permitido aislar un principio activo –el óxido de carlina- que a pesar de tener cierto efecto antibiótico no permite sustentar, al menos desde un punto de vista científico, la leyenda sanadora frente a la Yersinia pestis.

Otra de las singularidades más conocidas de la Carlina es su predicción meteorológica, la cual ha sido utilizada en diferentes puntos de nuestra geografía. Desde tiempo inmemorial los pastores observaron que cuando se acercaba la lluvia o una gran tormenta las hojas de la cardincha se replegaban y que lo contrario sucedía cuando se acercaba un periodo de estabilidad atmosférica.

Este efecto biológico se debe a que con las altas presiones las hojas se tornan rígidas, mientras que con la humedad ambiental consiguen una enorme flexibilidad. La naturaleza habría dotado de este mecanismo defensivo a la planta para preservar el polen de la lluvia.

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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