Caballos de guerra y cerdos: el origen de los primeros ricos y pobres de la Historia

La desigualdad económica tiene su origen en la adopción de la agricultura y la ganadería. La domesticación de grandes animales, no presentes en América, llevó a que el Viejo Mundo alcanzara mayores niveles de disparidad

Un príncipe polaco recibiendo honores. Desde que el hombre dejó la caza y la recolección, la riqueza comenzó a acumularse y a transmitirse, generando desigualdad WIKIPEDIA
Gonzalo López Sánchez

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Los investigadores consideran que en un origen no había algo así como pobres o ricos, y que las diferencias no eran muy importantes entre los hombres. En las sociedades humanas de cazadores y recolectores no había posesiones que acumular ni que transmitir y lo más parecido a la riqueza, o quizás a la felicidad, consistía en estar en buena forma, tener aliados y tener parejas. Pero con el Neolítico y la domesticación de animales y plantas, las posesiones comenzaron a acumularse, y la riqueza material a transmitirse. Y entonces empezaron a aparecer los primeros problemas.

Una investigación publicada hoy en la revista Nature ha rastreado los orígenes de la desigualdad. Científicos de la Universidad de Washington (EE.UU.), dirigidos por Timothy Kohler, han analizado 63 yacimientos arqueológicos de América del Norte, Europa, Asia y África con una antigüedad de hasta 11.000 años. Han concluido que el tamaño de las casas de los distintos poblados es un buen indicador de la riqueza de sus propietarios, y así han confirmado que la desigualdad entre pobres y ricos fue aumentando a medida que las sociedades agrícolas y ganaderas evolucionaban.

Sin embargo, han descubierto algo imprevisto: la desigualdad aumentó más rápidamente en el Viejo Mundo que en el Nuevo Mundo. El motivo podría estar, tal como han sugerido, en que en Europa, Asia y África había grandes animales, como caballos, cerdos o vacas, y cuya posesión suponía una ventaja. Pero estos animales no desempeñaban ese papel en América porque, sencillamente, no estaban presentes.

Riqueza: proporcional al tamaño de la casa

«Aunque los economistas y los historiadores pueden identificar los factores clave que llevaron a la desigualdad actual, está menos claro cuáles son los orígenes y cuáles fueron las primeras dinámicas que llevaron a estas diferencias económicas», ha escrito Michelle Elliott, investigador en la Universidad de París, en un comentario publicado en Nature sobre el artículo de Kohler. « La Arqueología está en una posición única para resolver este asunto , porque puede ser usada para estudiar muchas civilizaciones antiguas antes de que existieran registros escritos», ha propuesto.

contribuyó directamente a mayores desigualdades (...) Caballos y otros animales, como camellos, fueron potentes armas ofensivas que permitieron a ciertos poderes a expandirse más de lo que era posible en el Nuevo Mundo. Todos los treinta grandes estados e imperios entre el 3.000 antes de Cristo y el 600 después de Cristo estaban en el viejo Mundo», han escrito los autores de la investigación.

EE.UU., más desigual que la Antigüedad

Los valores más altos de desigualdad encontrados por los autores del estudio están en el 6.000 antes de Cristo y en el 1 después de Cristo. Expresados a partir del coeficiente de Gini, tienen los valores de 0.48 y 0.60, respectivamente. Curiosamente, y aunque los autores destacan que hay que tener en cuenta las diferencias en cómo se han elaborado las medidas, estos mismos valores aparecen en la sociedad contemporánea y son similares a los de Eslovaquia (0,48), España (0,58) y sorprendentemente inferiores a los de China (0.73) y Estados Unidos, en el año 2000 (0.80).

Sea com sea, Michelle Elliott ha destacado algunas limitaciones del estudio de Kohler sobre el origen de la desigualdad entre pobres y ricos. «Necesita un mayor grado de refinamiento y puesta a punto». Por ejemplo, ha considerado que sería necesario incluir sociedades andinas de América del Sur que sí domesticaron grandes animales, llamas y alpacas en el Nuevo Mundo. Además, este investigador ha destacado que «el Viejo Mundo era una enorme extensión de tierra caracterizada por una biogegorafía, una cultura y una economía tremendamente diversas». Sin embargo, el estudio de Kohler representa toda esa diversidad con solo 25 yacimientos que agrupan un periodo de 9.000 años, «lo que deja grandes huecos en el tiempo y en el espacio».

Por último, según Elliott, puede haber otros factores fundamentales en el origen de la desigualdad. Por ejemplo, el hecho de que la metalurgia fuera más avanzada en el Viejo Mundo que al otro lado del océano o que algunos grandes sistemas políticos de América tuvieran formas de gobierno más colectivas y más equitativas. De momento, los investigadores dirigidos por Kohler ya han dicho que tratarán de aumentar el número de yacimientos estudiados y estudiar más casos en América del Sur, África, Asia y Oceanía. Mientras tanto, la desigualdad podrá seguir aumentando si no se toman medidas.

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