Carles Vilarrubí, con la Creu de Sant Jordi entregada por el presidente Artur Mas en 2015
Carles Vilarrubí, con la Creu de Sant Jordi entregada por el presidente Artur Mas en 2015 - jordi bedmar

Los empresarios de Convergència: entre la cárcel y la Cruz de Sant Jordi

El destino de Sumarroca, Vilarrubí y Suqué, que apoyaron el proyecto nacionalista de Jordi Pujol, ha sido muy diferente

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Un empresario catalán lanzaba hace unos días esta pregunta con visos de reflexión: «¿Por qué Sumarroca sí y Vilarrubí y Suqué, no?». Aludía esta persona a los diferentes destinos de colegas suyos que apostaron por el proyecto nacionalista de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Lo hicieron con más o menos intensidad. En algunos casos, el apoyo incondicional al partido derivó en una supuesta financiación irregular del partido investigada por la Justicia. En otros, la fidelidad a la causa convergente de Jordi Pujol –hoy caído en desgracia tras confesar que tuvo cuentas ocultas en Andorra– ha tenido su reconocimiento social e institucional.

De esa camarilla empresarial, quien peor parada ha salido es la familia Sumarroca cuyo patriarca, Carlos, fue cofundador de Convergència.

Perteneciente a la burguesía payesa, ese leridano íntimo amigo de Pujol recibió la Cruz de Sant Jordi en 2010, un galardón que otorga la Generalitat y que también ha recibido Carles Vilarrubí este año. Para Sumarroca, este premio –algo devaluado debido a la gran cantidad de personalidades que lo tienen– no supuso ningún blindaje.

A finales de julio, la Guardia Civil detuvo a su hijo pequeño, Jordi Sumarroca, ex consejero delegado de la promotora Teyco, por su presunta implicación en una trama de facturas falsas que tiene el Ayuntamiento de Torredembarra (Tarragona) como epicentro. También fueron arrestados Susana y Joaquim Sumarroca, prima y tío del menor de los Sumarroca. Una derivada de esa operación fueron los registros llevados a cabo el pasado viernes en las sedes de Convergència y de la Fundación CatDem, vinculada a este partido, así como en cuatro consistorios catalanes. Jordi Sumarroca estuvo en prisión preventiva durante tres semanas hasta que, el pasado 11 de agosto, quedó en libertad tras pagar una fianza de 600.000 euros.

Sin embargo, los problemas judiciales de los Sumarroca se remontan a noviembre de 2014, cuando Sumarroca y su hijo Carlos fueron a declarar como inculpados ante la Audiencia Nacional para responder por los delitos de falsedad documental y blanqueo de dinero. Todo ello en relación a unos contratos suscritos con Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del expresidente de la Generalitat, y al supuesto trato de favor de la Generalitat en la adjudicación de obra pública.

«Todo apunta a que el simple hecho de haber participado en la constitución de un partido político hace más de 30 años con el señor Pujol i Soley, podría ser suficiente para que se nos impute un reproche penal», alegaban los Sumarroca en su escrito de defensa. En ese proyecto convergente también participaron Artur Suqué y Carles Vilarrubí con resultados también beneficiosos en el terreno de los negocios. Suqué logró la concesión de los casinos catalanes y fue investigado por el presunto desvío de 3.000 millones de pesetas a Convergencia. Pero el juez, tras nueve años de instrucción, archivó el caso. Al igual que Sumarroca, Artur Suqué ha delegado en su hijo el negocio familiar, al que contribuyó su suegro, Miquel Mateu, alcalde franquista y dedicado al sector vinícola y del hierro («els Mateus del ferro»).

Impresionante trayectoria

Pero de este tridente, la trayectoria de Carles Vilarrubí es la más impresionante. Comenzó como chófer de Jordi Pujol y tras convertirse en su hombre de máxima confianza, se hizo con la gestión de las loterías catalanas y fue consejero delegado de Tibi Gardens (el embrión de Port Aventura). Fue el responsable de la puesta en marcha de Catalunya Ràdio y RAC1. Actualmente es vicepresidente de la banca Rothschild España y president del holding CVC Grupo Consejeros, así como de la correduría de seguros Willis S&C. Es vicepresidente segundo del FC Barcelona y responsable de su área institucional e internacional.

«No soy el paradigma de empresario que haya tenido relación con la Administración», dijo Vilarrubí cuando compareció en la comisión sobre el fraude fiscal constituida en el Parlamento catalán tras la confesión de Pujol. Casado con la todopoderosa Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola Iberian Partners SA, Vilarrubí forma parte del «clan de Urús», en alusión al pueblo de la Cerdanya (Gerona), al que también pertenece Josep Piqué, ex ministro durante el Gobierno de José María Aznar.

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