Una imagen de la reunión de ayer del «Pacto Nacional», celebrada en el Parlamento autonómico
Una imagen de la reunión de ayer del «Pacto Nacional», celebrada en el Parlamento autonómico - inés baucells

El frente soberanista se quiebra por falta de acuerdo por el 27-S

Solo CIU y ERC sostienen que los comicios tengan un carácter plebiscitario

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Una unidad cada día más frágil. El tren soberanista en Cataluña, a falta de siete meses para las elecciones autonómicas, pierde vagones semana a semana. Se pudo ver ayer durante la reunión del «Pacto Nacional por el Derecho a Decidir» -que agrupa a partidos, sindicatos y asociaciones favorables al proceso-, y donde la falta de unanimidad impidió incluir una mención explícita a la intención de otorgar un carácter plebiscitario a los comicios de otoño.

La pretensión de que las autonómicas sean un sustitutivo de un referéndum, y que por tanto su resultado pueda leerse como un mandato para seguir adelante con el proceso independentista, es la pieza clave del acuerdo CiU-ERC, algo que el resto de partidos que hasta ahora les han acompañado no acaban de ver claro.

ICV defiende la necesidad de que haya un referéndum, pero no comparte que el 27-S se use como «atajo». Las reticencias de ICV, también de Comisiones Obreras, y de manera más matizada de la UGT, hicieron que ayer se excluyese el término «plebiscitarias» del documento final para aludir a las elecciones.

La formación ecosocialista, que debido a la irrupción de Podemos sufre por verse englobada en un mismo frente con CiU, ha acabado de definir hace pocos días su postura respecto a la «cuestión nacional». Tras muchos meandros y no poca tensión interna, ICV dice abogar por que Cataluña sea un «estado catalán libre» dentro de una España plurinacional. El desmarcaje de las posiciones netamente independentistas ha llevado ya a que un ex eurodiputado de la formación, Raúl Romeva, se haya dado de baja.

Junto a los reticencias de ICV, pero por motivos opuestos, la Candidatura de Unidad Popular (CUP) también se ha apartado del frente liderado por Artur Mas (ICV) y Oriol Junqueras (ERC). Echando en falta una actitud más rupturista, la extrema izquierda de la CUP no asistió a la reunión de ayer en el Parlamento catalán, explicando que mantienen su adhesión en «reposo» mientras diseñan su propia hoja de ruta.

Durante el transcurso de la reunión, el representante de UDC también expresó la adhesión condicional de su partido, recordando que en Europa «derecho a decidir» se asocia a independencia, lo que no genera precisamente grandes entusiasmos. Así las cosas, y tal y como se comienza a temer en los círculos independentistas, del frente de partidos que apoyaron la consulta del 9-N, solo CDC y ERC mantienen la formación. De hecho, el partido de Mas aprueba esta mañana un documento en el que se señala que la refundación de CDC -muy tocada por los escándalos de corrupción, particularmente por el caso Pujol- debe basarse, ya sin matices, en vender a la ciudadanía las «bondades de la independencia».

La ANC amaga con una lista

Con este panorama, y ante la falta de acuerdo, el Pacto Nacional no pudo ayer más que aprobar sendas declaraciones de mínimos: una en la que se expresa la voluntad de ejercer el derecho a decidir de forma «cívica y democrática» el 27 de septiembre, con un llamamiento explícito a participar, aunque sin la citada alusión a su carácter plebiscitario; y otra declaración, más concreta, condenando la sentencia del Tribunal Constitucional que anuló la ley de consultas.

Consciente de que el proceso soberanista atraviesa cierta fase depresiva -únicamente en modo pausa, según el soberanismo-, el presidente Artur Mas optó ayer por no intervenir durante la reunión del Pacto Nacional, la sexta desde su constitución.

A la salida de la misma, la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, afirmó que la posibilidad que esta entidad pueda presentarse a las elecciones catalanas del 27-S -tal y como recoge una ponencia- sólo se contempla como un «último recurso». El temor a que los partidos soberanistas no sean capaces de acordar una hoja de ruta común lleva de nuevo a la ANC a meter presión.

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