LA OBC, con Kazushi Ono a la cabeza, en la Sagrada Familia
LA OBC, con Kazushi Ono a la cabeza, en la Sagrada Familia - obc

Una nueva etapa para la OBC

Kazushi Ono se estrenó como director titular del conjunto con una fiesta ciudadana en la Sagrada Familia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En la Sagrada Família de Gaudí tuvo lugar la inauguración de la temporada de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) y, a su vez, el estreno de Kazushi Ono como director titular del conjunto. El concierto se convirtió en una fiesta ciudadana, ya que de las 3.000 plazas, 1.800 se sortearon entre los ciudadanos inscritos en la web de la OBC solicitando una entrada. Aprovechando el entorno, abrió el fuego «Improvisation I, per a orgue» (1999), de Bernat Vivancos, un compositor del cual se ha presentado toda su obra para piano en la ciudad. Juan de la Rubia impuso su digitación privilegiada en una pieza con aires de investigación sonora, muy contrastada y de moderna escritura, aunque el sonido del órgano siempre tendrá unas connotaciones muy determinadas que en el templo se acentuaban si cabe.

El maestro japonés escogió, cómo no, al gran Takemitsu para abrir boca, con dos pequeñas piezas para la sección de metales, «Signals from Heaven I y II», ideales para la reverberante acústica del templo, obras de hermosa factura, un par de fanfarrias realmente gloriosas que auguran una buena cosecha.

El programa continuó con el «Exsultate, jubilate», de Mozart, con una Maria Hinojosa que tuvo en el control de la coloratura su mejor aliada -la obra es para una ligera con mucha «floriture»-, a la que sumó un fraseo educado y su habitual buen gusto. Más relajada, su registro medio grave sonó mejor en el «Tu Virginum». Ono, experto director de voces, supo ayudarla y sacó provecho de sus virtudes. Lo mismo se puso en evidencia con un emotivo «Requiem» de Faure, en el cual actuaron como solistas la angelical soprano Maria Eugènia Boix y el barítono Josep Ramon Olivé, arropados por el Cor Jove del Orfeó Català y el Cor Madrigal, todo espléndidamente ligado por un maestro que sabe de qué va la sensibilidad y la cultura galas. La megafonía, a pesar del sonido artificioso, convirtió la obra en una gran misa. Con este programa el flamante titular de la OBC dejó entrever sus muchas virtudes, aunque no será hasta que se reencuentre con los músicos en su sede de L'Auditori cuando se podrá disfrutar de lo mejor de su arte.

Ver los comentarios