La obra maestra de Strauss regresa al Liceu tras 25 años de ausencia
La obra maestra de Strauss regresa al Liceu tras 25 años de ausencia - monika rithauss
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«Arabella» regresa al Gran Teatre del Liceu convertida en comedia psicológica

La ópera de Strauss recala el lunes en Barcelona en la visión de Christof Loy

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Con «Arabella», en 1962, la legendaria soprano española Montserrat Caballé se presentaba ante el público del Liceu coincidiendo con el estreno en España de esta obra maestra de Richard Strauss, la última en la que el compositor alemán colaboraría con el que fuera durante dos décadas su fiel libretista, Hugo von Hofmannsthal.

El poeta y escritor fallecería poco después de enviarle a Strauss el gran monólogo de la protagonista que cierra el primer acto de «Arabella», obra que el lunes regresa al Gran Teatre después de 25 años de ausencia, escenario en el que solo se ha representado en tres temporadas. Ahora vuelve de la mano de la soprano Anne Schwanewilms, una reconocida especialista en la música del compositor, contando con la dirección musical de Ralf Weikert -que reemplaza en el podio a Antoni Ros Marbà, baja por enfermedad según informó Leticia Marín, adjunta a la dirección artística del Liceu- y en una producción de Christof Loy que él mismo dice que se mueve «entre la realidad y la abstracción».

Para Schwanewilms, la obra presenta la historia de una mujer «independiente y adelantada a su época que se mueve en un ambiente nada fácil para ella: es la hermana mayor de una familia arruinada que tiene que salvar con un buen matrimonio. El personaje siente el peso de esta responsabilidad y, a pesar de tener un carácter fuerte, es capaz de perdonar y de crecer como persona».

La adicción al juego del padre, el conde Waldner, la obliga a buscar un marido rico para huir de la bancarrota. Están tan arruinados que para evitar pagar una segunda dote, han criado a la hermana menor de Arabella, Zdenka, como si fuera un chico. «Pero no solo eso», aclara la soprano valenciana Ofèlia Sala, encargada de dar vida al personaje: «Este Zdenko-Zdenka sufre mucho porque tiene muchos problemas; es una víctima de su situación y padece de falta de amor», algo que queda de manifiesto en este montaje que Sala califica de «muy analítico psicológicamente en cuanto a cada personaje».

Christof Loy explica su propuesta, bosquejada primero en Suecia y estrenada en 2009 en Frankfurt, como si fuera una evolución: «En los dos primeros actos estamos ante la realidad y el ambiente es reconocible, pero en el tercero desaparece aquello que ya se sabe de los personajes para entrar en un espacio simbólico, abstracto y psicológico». Ambientada en la Viena de finales del siglo XIX, la ópera posee todos los elementos que hacen famoso a su autor, con una orquesta muy densa y un libreto muy teatral, aspectos que destaca el maestro Weikert: «En la partitura hay muchos momentos con hasta cinco motivos musicales superpuestos, lo que la hace especialmente difícil de interpretar. Los protagonistas no paran de cantar ante una orquesta muy grande. Tenemos suerte: no puedo imaginar un reparto mejor que este que tenemos en el Liceu», sentencia.

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