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Éxodo interior

Los medios públicos de la Generalitat han sometido al exilio interior a la variedad de lo múltiple para entregarse a su verdad única: la causa independentista

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Toca a su fin el exilio interior de muchos catalanes en una suerte de huida en el silencio ante el atronador sonido de los tambores independentistas. Vaya por delante que considero que todo dogmatismo produce intolerancia en cualquier campo porque considera la propia verdad como la única posible, lo que comporta negar la búsqueda de toda verdad y, por tanto, la necesidad de dialogar, de escuchar a los otros, de confrontarse de forma auténtica en la variedad de lo múltiple.

El discurso de John Milton al parlamento de Inglaterra (1644) sobre la libertad de impresión sin censura se mantiene como la más elocuente defensa de la libertad de prensa. Recomiendo su lectura a los responsables de los medios públicos de la Generalitat.

Milton recuerda que en las Escrituras se compara la verdad con una fuente caudalosa: «Si sus aguas no fluyen en movimiento continuo, acaban por corromperse en una charca fangosa de conformidad y tradición». Lo que viene siendo la charcha ponzoñosa del oasis catalán del 3%.

Los medios públicos de la Generalitat han sometido al exilio interior a la variedad de lo múltiple para entregarse a su verdad única: la causa independentista. Y haciéndolo, han liquidado la verdad, lo que supone también finiquitar la libertad. Del mismo modo, cuando se acaba la libertad se hace imposible la búsqueda de la verdad. Porque la libertad de discusión televisada o radiada permitiría a los catalanes reunir los fragmentos dispersos de la verdad en sus múltiples manifestaciones.

En el escenario europeo asistimos a la exhibición cotidiana de acreedores y deudores que han dejado meridianamente claro lo que supone el discurso soberanista en la Unión Europea: el trágala del caso de Grecia si quiere seguir en el club. Pero en el teatro europeo ha aparecido una multitud de extras que deambulan por las fronteras con la misma pena que acabó con Antonio Machado en Colliore. Su tumba se ha convertido en el memorial del medio millón de españoles que en su huida tras la guerra civil malvivieron hacinados en las playas del municipio fronterizo galo. Sin embargo, hay candidatos secesionistas que se empecinan en repetir la historia.

Es el caso del intelectual Germà Bel, número uno de Junts pel Sí por Tarragona. En una acalorada conversación durante las jornadas del Círculo de Economía en Sitges, me planteó que «ellos», cuando proclamen la independencia de Cataluña, ofrecerán facilidades a los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona para que se vayan a España. La poesía suele ser carne de éxodo, pero lo que permanece lo fundan los poetas.

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