punto de fuga

El judeófobo de Rahola

El bueno de Romeva parece que entretenía su ocio promoviendo campañas institucionales contra el Estado de Israel

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Si gana Romeva, habrá boicot. Habrá boicot, habrá desinversiones empresariales y habrá sanciones, muchas sanciones, innúmeras sanciones. Y es que lo ha prometido. Y por escrito. Como Churchill, Romeva también ofrece sangre, sudor y lágrimas. Aunque no a los sufridos pioneros de la “non nata” República catalana ni tampoco a todos esos colonos y demás ralea del malhadado “Estat espanyol”. Pues con quienes no piensa mostrar la menor piedad nuestro gallardo Romeva es con los… israelíes.

El flamante testaferro de la lista unitaria es fama que fue cocinero europeo antes que fraile soberanista. Y resulta que allí, en Bruselas, el bueno de Romeva parece que entretenía su ocio promoviendo campañas institucionales contra el Estado de Israel, algo que la siempre locuaz Pilar Rahola semeja ignorar tras un muy oportuno acceso de amnesia selectiva.

Aunque la querencia del testaferro de Mas por emular en Jerusalem las campañas del boicot al cava no era ningún secreto. Bien al contrario, él mismo se encargó de propalarlo a los cuatro vientos en la riña electoral de 2005, cuando se postulaba para retener su escaño en la Eurocámara en nombre de los restos de ICV. Ni era un secreto ni se escondía demasiado para confesarlo. Al punto de que en aquella ocasión eligió el marco de la representación oficial de la Comisión Europea en Barcelona para adornar de la máxima solemnidad escénica su militancia judeófoba. Así las cosas, no es de extrañar que el candidato favorito de Rahola avalase por aquel entonces la procedencia de utilizar “cualquier vía” a fin de poder doblegar la voluntad de las autoridades de Tel Aviv. Aunque a él, como ya se ha indicado ahí arriba, la que más le place es la mentada del BDS: Boicot, desimpresiones y sanciones. Para que luego su señorito se nos plante otra vez ante el Muro de las Lamentaciones con la ingeniosa cantinela de que Cataluña e Israel tienen tantas, tantas cosas en común. ¿Cómo se dirá tartufo en hebreo? Quizá Pilar lo sepa.

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