Revueltos por el sí

Generalmente acierta el bloque secesionista en sus pasos hacia la secesión, pues se les ve ágiles, entregados y hasta creativos, aunque siempre, a mi modo de ver, se quedan un peldaño por debajo de la excelencia. Por ejemplo, ahora han elegido un buen nombre para acudir a las elecciones autonómicas del 27 de septiembre, Juntos por el Sí, pues da la impresión de que ellos no acuden a unas elecciones autonómicas sino a un referéndum, o incluso más, a dos o tres. Pero, con algo más de precisión y de creatividad hubieran encontrado que era mejor presentarse como Revueltos por el Sí, porque de esa forma quedaría mejor reflejado lo que esta amalgama de voluntades tiene de amorfa ideología y de, en efecto, revuelta.

Así, el votante sabría que no vota una ideología sino un revoltillo, y que la “lista”, su orden y confección, es lo que queda en el bol después de batirlo bien batido… Pero, ¿qué trabajo les habría costado incluir otra yema más, otro nombre, como el del pobre Lluis Llach, que se ha quedado el hombre fuera del bol y ya no sabe qué hacer ni decir para que lo incluyan, que lleva batiéndose él a sí mismo desde antes de perder el pelo, como Romeva y Guardiola. Y más estando ahí Pep, el último de la fila, y que tanto ha molestado al ministro Fernández, que ve incompatibilidades en entrenar al Bayer y sumarse al proceso… No sé, puestos a ver incompatibilidades, parece algo más sustantiva la de ser el representante del Estado en Cataluña, como Artur Mas, e ir hacia él con una sierra mecánica.

Ya sabemos en qué consiste el proceso, en dejar siempre para luego otra votación, otra lista, otros nombres y otras ideologías; pero aún no sabemos nada del proceso contra el proceso, el que se supone que tiene previsto el Estado para garantizar a los catalanes, españoles y europeos que no dejarán de serlo por el “éxito” (¿alguien podría definir el concepto “éxito”?..., porque Revueltos por el Sí se guarda mucho de hacerlo y habla de un concepto tan elástico como “mayoría suficiente”) de una lista que abre Raúl Romeva y que cierra Pep, tan físicamente intercambiables.

Es decir, que hay que suponer que se abre también un proceso contra el proceso secesionista por parte de un Estado democrático, con una Constitución democrática y con unas Leyes tan democráticamente aceptadas por una mayoría no suficiente sino abrumadora. Igual valen tanto como las que hagan cualquier tarde los del proceso catalán.