tribuna abierta

La falacia de las plebiscitarias

Tal desconcierto no pasa desapercibido a la ciudadanía. La última encuesta del CEO ya refleja una caída del número de catalanes que se declaran independentistas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A diferencia de Andalucía, donde Susana Díaz ha salido airosa de unas elecciones anticipadas complicadas, consiguiendo una clara victoria socialista frente al hundimiento del PP y a pesar de la aparición de nuevos partidos, en Cataluña, Artur Mas persiste en su equivocada estrategia, incapaz de dar marcha tras. No contento con perder 12 escaños en las últimas anticipadas, ha anunciado la convocatoria de otras elecciones el 27-S en un nuevo intento de convertirlas en plebiscitarias. Pero, paradójicamente, cuando más cerca estaríamos de los comicios señalados por algunos como «definitivos», más desconcierto se evidencia en el mundo soberanista: primero, porque la propia hoja de ruta pactada entre estos partidos no menciona la palabra independencia; segundo, porque la plataforma de entidades que configuran el llamado Pacto Nacional por el Derecho a Decidir ha negado el carácter plebiscitario a dichas elecciones; tercero, porque la propia CDC ha protagonizado una reculada en toda regla al afirmar que no se define como independentista pese a querer la independencia; y cuarto, porque las discrepancias entre CDC y su socio de federación, UDC -que pospone su posicionamiento a una eventual consulta en junio-, y con su socio de gobierno, ERC, son cada vez más notorias.

Tal desconcierto no pasa desapercibido a la ciudadanía. La última encuesta del CEO ya refleja una caída del número de catalanes que se declaran independentistas. Y la realidad es que estamos asistiendo a una dura pugna por el poder entre una ERC que se ofrece sin éxito para entrar en el Govern en un intento de compensar el desgaste que -aún sin tocar poder- le ha supuesto el apoyo a las políticas de austeridad de CiU y la falta de oposición en el caso Pujol; y una CiU que intenta ganar tiempo para «vender» una refundación de su partido y conseguir la lista conjunta como tabla de salvación de Artur Mas.

Pero que nadie se equivoque: si bien es cierto que el movimiento soberanista está en retroceso y que en ningún caso unas elecciones autonómicas -en las que, por cierto, y según el sistema electoral vigente, no todos los votos valen lo mismo- pueden ser un substitutivo de un referéndum vinculante, también lo es que Cataluña necesita poder votar y decidir una nueva relación con España. Los y las socialistas no desaprovecharemos la oportunidad que representan las próximas elecciones para liderar el debate de la necesaria reforma en profundidad del Estado.

Esther Niubó es portavoz del PSC.

Ver los comentarios