Carnaval de Cádiz

Modesto Barragán: «La generación Tangai tiene un conocimiento extraordinario; ya suena a chiste explicar la diferencia entre una comparsa y una chirigota»

«El libro le va a gustar no sólo al friki o al coleccionista, sino también al interesado en este periodo histórico de nuestra fiesta; gustará a todos, como el programa»

Manolo Casal: «Hemos dejado que Cádiz se cante y se cuente a sí misma, sin trampa ni cartón»

Tangai
José María Aguilera

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Modesto Barragán es uno de esos 'intrusos' que cada tarde se cuela en los hogares andaluces a través del programa 'Andalucía directo', que dirige y presenta. Cruzó la autopista y se alejó (físicamente) de su Cádiz, un regreso (sentimental) que ha podido consumar en los últimos meses con la elaboración del libro 'Generación tangai' junto a su inseparable Manolo Casal. El periodista ubriqueño recuerda la revolución de aquellos 90, donde asegura «tuvimos la suerte de caer en el sitio oportuno en el momento justo. Otros seguramente habrían hecho lo mismo». Modesto...

-No sé como le ha dado tiempo pero acaba de poner en pie este libro sobre El ritmo del Tangai y además con su inseparable Manolo Casal, otro incombustible.

-Cierto que han sido varios meses de mucho trabajo. Había una parte del camino ya recorrida, con la documentación y los datos recopilados, y lo hemos ordenado. Hemos pasado del periodismo cantado al periodismo contado.

-Es Carnaval. Es humor, alegría, vitalidad. Pero también encierra reflexiones muy profundas, análisis de los medios e incluso de la sociedad actual.

-Está muy bien vender libros y más en estas fechas, pero se encuentra lejos de ser un producto comercial. El libro le va a gustar no sólo al friki o al coleccionista, sino también al interesado en este periodo histórico de nuestra fiesta. Tiene fotografías y vídeos, a través del código QR.

-A todos.

-Recuperamos la esencia del programa. Es un libro que gustará a todos, como el Tangai, que gusta a todos, no sólo a los 'picaos' del Carnaval. Además de coplas, entrevistas, reportajes, también se enseñaba a tocar un pito o se aprendía que significa en Cádiz 'babeta' o 'bastinazo'. La marca ha perdurado de tal manera que todo lo que sea el Carnaval en Canal Sur se considera tangai, y sobre esa marca ha crecido una generación.

-¿Cómo podría definir a la generación tangai? ¿Cuáles son sus señas de identidad?

-Es una generación con un conocimiento extraordinario. Ahora sería irrisorio, pero antes se tenía que explicar qué es un tango o un pasodoble, la diferencia entre una chirigota y una comparsa... Empezamos juntos con 20 años y han crecido con nosotros, sin importar donde vivían. Las nuevas generaciones pueden entender al leerlo que no estamos aquí por arte de birlibirloque, sino que hay un trabajo de muchos hasta llegar a este punto. Nos hemos dejado parte de nuestra vida aquí, y por supuesto porque nos encanta nuestro trabajo y considero que el Carnaval es la manifestación artística más extraordinaria del mundo.

-Ampliaron miras. Exploraron territorios desconocidos, hablaron de esta fiesta más allá de lo que todo el mundo ve durante la media hora de actuación en el teatro.

-Empezamos a contar esto de otra manera. Nos colábamos en su C.A.S.A (Construcciones Aeronáuticas Sociedad Anónima) a ver cómo trabajaba Antonio Martín; en la fábrica de tabaco con Joaquín Quiñones, en una redacción periodística con Sánchez Reyes, e incluso en el instituto del Callejón del Tinte con Juan Carlos Aragón. Ahora estos chicos se lo saben todo. Cádiz es una ciudad más de moda que nunca, por los libros que se publican, las películas que se graban...

-Una generación diferente a la actual. Se puede observar claramente esa diferencia en el consumo de la copla.

Actualmente es una generación distinta que se está maleando, en el amplio sentido del término. Los medios de difusión son distintos. Todo funciona a golpe de impacto, de redes sociales, clicks, whatsapp... incluso ya no se ven repertorios completos.

-Falta contexto, profundidad. Sumergirse para de verdad entenderlo.

-Se disfruta del Carnaval a trozos, deslavazado, se consume de manera diferente. Pero no es sólo en la fiesta, sino que es generacional. Es como reciben los chavales la información. Antes había que buscarla, y ahora la labor del periodista es seleccionarla, separar el grano de la paja, porque hay saturación.

-¿Esto repercute en el proceso creativo de los autores?

-Indudablemente, todo esto condiciona los repertorios. Igual que decían que la tele influía, que los repertorios se hacían para que los entendieran fuera de Cádiz. Hablamos del Concurso, porque la calle va a su bola y está creciendo de una manera maravillosa.

-Muy curiosa la ordenación del libro, con cada capítulo como si presentaran su repertorio en el Gran Teatro Falla.

-Así es. Empieza con una 'presentación a sala', a cargo de Juan Manzorro. Se iba a encargar él, antes del triste episodio, y hemos escrito el prólogo que Juan habría hecho, con frases y extractos de sus artículos.

Luego presentación, tangos, pasodobles, cuplés, popurrí, tema libre, la gran cuadrilla del tangai y el fallo del jurado, con periodistas de renombre. Al final se cierra telón con una cosita que Juan Carlos Aragón nos dedicó para el programa.

-¿No acabó hasta el gorro de tanto Carnaval?

-Bueno. Cuando me fui a Sevilla por motivos laborales y empecé con Andalucía Directo, estaba un poco saturado. Le había visto a esta fiesta todos los granos de la cara, y quería mirarla de lejos, sin saber nada del 'intracarnaval'. Disfrutar de la actuacón sin más. Cuando pasaron unos años, en los que sólo iba a la Final, empezó a recorrerme la nostalgia, la necesidad, y otra vez me metí en el ajo. Siempre prima la afición, es como el torero que cada año dice que se retira.

-Precisamente, ese vaivén de sensaciones lo han disfrutado (y padecido) en forma de elogios y a veces críticas.

-Es lógico. También le ha pasado a muchos autores, que 'echaban' y luego les pedían que volviesen. Es humano. Pero no nos podemos quejar. Sentimos el cariño de la gente. Tuvimos la suerte inmensa de estar en el momento oportuno, en el sitio justo, y ha sido un goce extraordinario.

-¿Cuál es la mayor locura que hicieron en Carnaval?

-No sé si locura, pero hicimos algo que nunca se había visto. Nos encargaron ser presentadores de sala, y lo hicimos desde el palco, gallinero, disfrazados entre el público, en el año 92... hasta ese momento las presentaciones eran muy reglamentarias y ahora se puede ver normal. Nos cogió muy jóvenes, con fuerza y ganas, y fue una revolución que lo cambió todo.

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