La Jartible Infiltrada

Ser jurado es un trabajo serio

Es cierto que todos los años hay comentarios y supuestas filtraciones en los mentideros carnavalescos, pero este año, está siendo más cantoso de lo habitual

María Romay cuando era concejala de Fiestas durante la Final

Alicia Pérez Fopiani

Estamos viviendo un carnaval atípico, en el más amplio sentido de la palabra, pero nunca imaginamos que la comidilla oficial viniera por parte del jurado del concurso. Mal asunto es que, el jurado, se convierta en uno de los grandes protagonistas de la fiesta y más aún cuando el pasado domingo, la presidenta, hizo llegar una nota de prensa a todos los medios que cubren el concurso, informando de la baja de uno de los vocales elegidos, debido a la pérdida de confianza. Y es que, señores, ser miembro del jurado oficial del COAC, es una cosa seria.

Hablo con conocimiento de causa, ya que he tenido la suerte (¡o el atrevimiento!), de formar parte de esa aventura en cuatro ocasiones y si tuviera algo que destacar, es el duro trabajo que hay detrás del cargo. Un trabajo serio y que normalmente suele estar lleno de sin sabores, en la difícil labor de juzgar un concurso que ya cuenta con un juez en cada aficionado. Sin una preparación previa, empiezas a formar parte de un círculo externo al tuyo, donde debes aprender a ver, oír y callar, frente a comentarios y críticas. Donde debes tener claro que el protagonista no eres tú y tu función, a pesar de la importancia, cobra un segundo plano. El jurado es uno, un bloque compacto, leal y que debe actuar en grupo.

Es cierto que todos los años hay comentarios y supuestas filtraciones en los mentideros carnavalescos, pero este año, está siendo más cantoso de lo habitual. Un jurado que, por ejemplo, no come dentro de las instalaciones del teatro y sale, en repetidas ocasiones, a los aledaños del mismo. Reuniones en los exteriores del palco, con el constante trasiego de gente. Comentarios en Redes Sociales. Lo inusual de ver, a diario, tanto a la Presidenta como a su Secretaria en la zona trasera del teatro, hablando con periodistas, personal del teatro, autores y componentes. Aunque no esté hecho con ningún tipo de maldad y/o intención, resulta sospechoso cuanto menos, ya que son personas que están en el punto de mira y cualquier acción o movimiento se puede malinterpretar y/o crear controversia, al igual que la esperpéntica aparición, en las tablas del teatro, la primera noche de cuchillos largos. Un pase a semifinales eclipsado por un montón de factores externos y donde se olvidó lo importante. No, ese no era el momento, ni el lugar, para hacer reivindicaciones sobre el reglamento o la organización del concurso, sobre todo porque son ellos y solo ellos, quienes decidieron aceptar el cargo, con todo lo que conlleva. Y aunque en el camino se encuentren dificultades, que se que no son pocas, llegados a este punto hay que mantenerse profesional hasta el final, porque el respeto al concurso está por encima de todo. El jurado debe dar una imagen profesional, seria y centrada en las funciones que se le han encomendado, ni más ni menos, puntuar y poner en valor un concurso de la envergadura del COAC.

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