Cádiz CF

Cádiz CF-Osasuna (0-0) Las equis no despejan la incógnita

Nuevo empate de un Cádiz CF que cierra la fiesta al Osasuna pero deja más tablas en el camino

Machís en un lance del juego.

No salen las cosas. Otra vez, por segundo año consecutivo, la sensación es la misma. La situación es ventajosa pero no se sabe aprovechar o no se puede, lo que es más preocupante. Todo ello lo sabe Cervera, que le sigue dando vueltas a la cabeza entre seguir apostando todo su dinero a algo en lo que no cree pero le sale rentable o coger el toro por los cuernos y jugar a lo que él defiende a capa y espada. Hoy por hoy, Machís forma parte de la solución y el problema. Ya queda nada, tampoco se pierde, pero es indudable que de punto en punto no da para meterse en unos 'play off' que deben estar más caros.

El empate ante un gran Osasuna no debe ni motivar ni lo contrario, pero sí que debe valer para admitir que faltan muchas cosas de cara a la penúltima jornada, que será la última en la que juegue Machís y entonces Cervera se libere. Hay vida y hay que vivirla.

Dos cambios hizo Cervera en su once respecto al que sacó hace una semana en Riazor, donde se percató por enésima vez que Manu Vallejo y Machís no se sienten cómodos compartiendo la delantera y por eso mismo sentó al chiclanero para dar continuidad al autor del golazo que sirvió para empatar en Coruña. Y así, con un referente claro y un dibujo estático, ahí sí, rápido Machís entró en juego. No sin antes ver como el debutante Fali tenía que despejar en su primera acción un balón al primer palo dejado por Roberto Torres.

El Osasuna, sin miedo a nada, había salido con todo para conquistar Primera cuanto antes. Tan atrevido salió que hasta su lateral zurdo Clerc se atrevió con una ruleta y un túnel en el balcón del área amarilla para terminar cediendo a Juan Villar que remataría raso y sin fuerza para que Cifuentes respondiese en dos veces.

Apenas habían pasado quince minutos y las cosas sobre el tapete de Carranza estaban de lo más claro. Por un lado el Osasuna proponía y por el otro el Cádiz CF esperaba con la clara consigna de balones a Machís o salidas a la contra en cualquier despiste rojillo. Y una más, todas las faltas derivaban en Aketxe, que en el 17' de partido probaba fortuna con un disparo lejano de libre directo que Rubén despejaba dejando el balón escorado para que Querol rematase fuera.

Poco a poco, lo cierto es que entre las sacudidas de Machís, el Cádiz CF era capaz de nivelar el asunto, pero lo que no podía discutir en ningún momento era la claridad de ideas de un Osasuna que por algo está donde está. Y es que el once de Arrasate es el espejo donde Cervera se mira , pero de momento el entrenador cadista no tiene otra que explotar, a cambio de su método, todo lo que pueda y más a su mejor jugador, ese que si llega el 'play off' lo echará todo el mundo de menos, todos menos él. Tan vivo retrato de su mejor obra es este Osasuna, que los de Arrasate cesaron un poco en su empeño de apropiarse del balón para cambiar los papeles y ser ellos los que se aprovechasen de las pérdidas del contrario.

La afición cadista, consciente del momento, se arremangó y comenzó a enchufarse con un equipo que si bien no juega prácticamente a nada sí que empezó a echarle arrestos al tema haciéndose con las riendas de un partido desatado. Así fue como Aridane recordó al de sus primeras semanas en Cádiz y perdía un balón en la retaguardia que acabó con un disparo desviado de Álex, al que le llegó la bola tras la presión de Machís y Aketxe.

Pasada la media hora ambos equipos aflojaron el ritmo y se pasó a unas secuencias con mayor control del balón pero sin excesiva profundidad en las intenciones mientras corría el crono y todos recuperaban fuerzas al tran tran. Solo un error en la entrega y posterior salida a la contra podía enturbiar la tranquilidad del momento. Y fue eso lo que aprovechó Querol para robar un balón y echarse al monte para acabar detenido en una falta a 35 metros de portería que por poco Aketxe convierte en su enésima obra de arte. Fue así como se llegó al descanso de un encuentro donde el Cádiz CF, con lo poquito y mucho que tiene, acabó dominando la situación.

Salió despierto el Cádiz CF y cerca estuvo de ponerse por delante en el marcador después de que Jairo aprovechase un rechace dentro del área rojilla y justo en el momento en el que armaba su pierna zurda vio como Querol se le anticipaba para que fuese el catalán el que chutase al muñeco en lo que fue la mejor ocasión del partido hasta el momento antes de la que falló el central David García, que completamente solo en el segundo palo cabeceó fuera un centro a balón parado de Roberto Torres mal defendido por la zaga amarilla.

Carrusel de cambios

Cervera había movido el banquillo con su habitual doble cambio y retiraba a Matos, para retrasar a Jairo al lateral y cambiaba el cromo en la delantera sacando a Rennella por Querol en un momento en el que al partido le echaban, unos y otros, grandes dosis de intensidad promovida por una grada que vivía el partido a remolque de lo que el Cádiz CF transmitía.

Pintaban bastos para el Cádiz CF, que se defendía como podía de las embestidas de un Osasuna que comenzaba a oler sangre. Fue otra vez Fali el que desbarató una ocasión navarra al abrir sus piernas para repeler un pase de la muerte a Juan Villar.

Veía las cosas tan raras Cervera que optó por quedarse sin cambios con media segunda parte por delante y confiar en la dupla ofensiva Manu Vallejo-Rennella sacrificando el control aparente que da Álex. Con Salvi y Machís en las bandas, Manu Vallejo y Rennella arriba, José Mari contemporizando y Aketxe en la mediapunta, el técnico cadista poco más podía hacer que sentarse en el banquillo a ver qué se cocía.

Por su parte, Arrasate refrescaba su ataque dando entrada a Xisco y Brandon por el excadista Juan Villar y Rober Ibáñez. La suerte parecía estar echada en mitad de un encuentro que si no es por los nervios iba cogiendo toda la pinta de acabar en tablas.

Pero si este Cádiz CF tiene una virtud esa es la capacidad de resistir con los pocos argumentos que ofrece en estos momentos. Y lo mejor es que no solo resiste sino que con muy poco logra acercarse con peligro a cualquier portería. Y es ahí donde toma peso la bota izquierda de Aketxe, de donde salieron muchas de las aproximaciones al área rojilla.

Con Machís tapado y muy alejado del área rival, al Cádiz CF se le hacía un mundo encontrar otra manera de inquietar al Osasuna, que daba la impresión de estar cada vez más cómodo viendo como el rival perdía los estribos y se iba con más corazón que cabeza hacia arriba. Y fue del corazón de donde tiró Manu Vallejo para irse hacia arriba y encontrar la falta que botaría de nuevo Aketxe y detendría sin problemas Ruben tras tocar en la barrera.

Pudo el Osasuna marcar tras una acción en la que Jairo se fue al suelo pidiendo falta sin serlo y que acabó con un disparo alto del recién entrado Luis Perea cuando tenía todo para él. De ahí se pasó a otro ataque amarillo en el que Jairo disparó muy inocentemente raso para finiquitar un partido enrarecido por un ambiente en el que Cifuentes se encaró con parte de la afición que le pedía mayor rapidez en el saque de puerta. Eso, por no decir que al término del partido se aplaudió más al Osasuna en su despedida que a un Cádiz CF entre amargado por lo que quiere hacer y no puede y satisfecho por sumar una nueva jornada sin perder.

En definitiva, más tablas en un camino donde las equis no despejan una incógnita que debe resolverse en unas tres últimas jornadas en las que el Cádiz CF debe dar muchísimo más de lo que está dando.

  
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