ESPAÑA

Rajoy aclara que la reforma constitucional no es una prioridad de su Gobierno

Avisa a Mas que incumplir las resoluciones del Constitucional es «incompatible con la democracia»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy echó ayer un jarro de agua fría a los socialistas y a todos los que creyeron ver que su ofrecimiento de diálogo a Artur Mas del lunes abría por primera vez una puerta a discutir sobre la reforma del diseño territorial recogido en la Constitución.

El presidente aprovechó su intervención en la sesión de control al Gobierno del Senado para desinflar las especulaciones. «Quiero ser leal -dijo a la portavoz socialista, María Chivite- la reforma constitucional no es hoy una prioridad del Gobierno». Según sus palabras, pese a la crisis desatada por el desafío independentista catalán, la prioridad del Ejecutivo es la lucha por la recuperación económica y por la recuperación del empleo. No hay otra.

Pero Rajoy no dio un no rotundo, nunca lo hace. Volvió a su tesis de siempre, la que repite desde hace meses, de que si alguien, como el PSOE, le propone una reforma de la Carta Magna escuchará, pero que no participará en ninguna negociación sobre el particular si antes no tiene muy claro qué es exactamente lo que se quiere hacer, para qué y con quién quiere acordarse, y, aún más importante, que el proyecto concite ya desde su inicio un amplio consenso político, al menos como el que permitió pactar en 1978 la Constitución. Unas condiciones que con el actual mapa político hacen imposible que se pueda abordar la reforma.

El presidente del Gobierno dejó así claro que no comparte en lo más mínimo el análisis del PSOE, que defiende que la única forma de canalizar la frustración social y política que en Cataluña va a provocar la imposibilidad de realizar un referéndum de autodeterminación es abrir un diálogo para buscar un nuevo encaje de este territorio en el conjunto del país a través de una reforma federal de la Constitución.

Rajoy afeó al PSOE que insista en abrir este proceso cuando sigue sin decir «con meridiana claridad» qué reforma quiere hacer, si quiere un federalismo simétrico o asimétrico, cuál es su reparto de competencias, si aceptaría otorgarle privilegios fiscales o otras peculiaridades a alguna comunidad, o si sabe cómo poner de acuerdo a los soberanistas con quienes quieren una recentralización de España. Cree que «debemos ser muy prudentes a la hora de abrir un proceso constituyente» y avisó al PSOE, que ante su propuesta para encauzar las demandas de Cataluña, que «no es bueno solucionar los problemas con otros nuevos».

La defensa de la Constitución, pero en este caso con el acuerdo total del PSOE, fue lo que volvió a esgrimir Rajoy minutos después ante el portavoz de CiU para justificar la suspensión acelerada de la consulta soberanista del 9-N. Resaltó que se ha visto obligado a salir en defensa de la soberanía nacional, de la unidad de España y de los derechos de todos los españoles porque «Artur Mas lo que ha hecho es saltarse la Constitución» al convocar un referéndum sin competencias y tratar de «privar a todos los españoles de decidir cómo quieren que sea su país».

Escocia, «ni la mitad»

Rajoy tuvo duras palabras para Mas cuando afirmó que «todos los gobernantes tienen que cumplir la ley y no atentar contra los derechos de los ciudadanos» porque «en democracia la ley se cumple y no se viola». También recriminó a CiU que se mire tanto en el espejo de Escocia cuando ese territorio no tiene «ni la mitad de la mitad de la mitad» del autogobierno que Cataluña obtuvo gracias a la actual Carta Magna.

El presidente del Gobierno aprovechó su intervención para recordar a la Generalitat de Cataluña que el Ejecutivo no permitirá a nadie que incumpla las resoluciones y sentencias, comenzando por la suspensión de la consulta y de sus preparativos dictada por el Constitucional. «Lo que es incompatible con la democracia es que en esta misma cámara haya parlamentarios que quieran incumplir lo que ha dicho el Tribunal Constitucional», aseguró.