CÁDIZ

«Parece que el vecino tiene todos los derechos y el hostelero ninguno»

Fernando Gómez Camarero

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Fernando Gómez lleva diez años trabajando de camarero en los bares de Muñoz Arenilla y del Paseo Marítimo. Desde que comenzó su andadura profesional en el mundo de la hostelería, ha vivido en primera persona la transformación de la noche gaditana. «Brutal». Así define este joven camarero la pérdida de la clientela en una de las zonas más importantes de la movida veraniega hasta hace unos años. «Hoy mismo (lunes), que estamos en pleno mes de julio, están cerrados la mayoría de los bares. Para la poca clientela que tienen, los empresarios prefieren no abrir, no les sale rentable», asegura. «Cada cierto tiempo te vas enterando de que ha cerrado otro local. Otros están optando por cambiar la licencia de local de copas a bar de tapas, para intentar mantenerse».

Fernando Gómez culpa directamente a los vecinos de la calle de la ofensiva que han hecho en contra de los hosteleros, denunciando toda actividad que consideraban molesta. «Ha llegado un punto en el que parece que los vecinos tienen todos los derechos y los hosteleros, los que intentan ganarse la vida con su negocio, y los que trabajamos aquí, pues no tenemos ninguno», critica el profesional. «Los pocos locales que están aguantando lo están haciendo a pesar de que los vecinos están poniendo todo de su parte para que cierren», agrega.

Asimismo, critica la actuación del Ayuntamiento en este conflicto, al que acusa de no haberse involucrado lo suficiente. «Parece que al Ayuntamiento le da igual cuando es un gran problema para una ciudad turística como Cádiz, que es una capital, que vive principalmente del turismo. Debería enfocarlo así. Se están perdiendo puestos de trabajo pero no le echan cuenta», afirma.

Reducción de plantilla

De hecho, asegura que en el bar en el que trabaja en la actualidad se ha tenido que reducir la plantilla de forma importante en los últimos años, a medida que ha ido bajando el número de clientes. «Ya sólo quedamos tres personas y el dueño, que es el que más horas echa en el local para que esto sobreviva por lo menos», apostilla el joven camarero.