MUNDO

Desesperada búsqueda de las cajas negras

Nunca se sabrá qué le ocurrió al vuelo de Malasia desaparecido si los dispositivos no se localizan antes de agotarse las baterías

PEKÍN. Actualizado: Guardar
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Los familiares de Wang Houbin, un empresario chino que volvía de hacer negocios en Malasia a bordo del desaparecido vuelo MH 370, llevan ya cuatro semanas sin saber nada de él. Pero eso no es lo peor de todo. Lo que realmente les corroe las entrañas es no descubrir jamás dónde está Wang Houbin, de 28 años, ni qué le pasó al avión de Malaysia Airlines en el que viajaba, cuyo rastro se perdió durante la madrugada del sábado 8 de marzo cuando cubría la ruta entre Kuala Lumpur y Pekín con 227 pasajeros y 12 tripulantes.

Para duplicar su desgracia, saben que se trata de una probabilidad cada vez más real porque, a medida que pasan las horas, disminuyen las posibilidades de localizar las cajas negras del aparato, cuyas baterías se agotan al cabo de un mes. Un plazo que se cumple el lunes y que, aunque podría durar algunos días más, hasta quince según las estimaciones más optimistas, ya ha comenzado su inexorable cuenta atrás.

A la desesperada, y sin haber hallado todavía ningún resto que permita acotar la enorme zona de rastreo, el equipo internacional de búsqueda se lanzó ayer a intentar localizar las cajas negras, que emiten una señal submarina al caer al mar. Para ello, el buque de la Armada australiana 'HMAS Ocean Shield' arrastra un localizador de cajas negras de la Marina estadounidense en la zona del Índico donde se sospecha que pudo estrellarse el vuelo MH 370. A unos 1.700 kilómetros al noroeste de la ciudad australiana de Perth, se trata de un corredor de 240 kilómetros de largo que también está siendo inspeccionado por el buque británico de investigación oceanográfica 'HMS Echo', dotado con un potente equipo de sónar.

El objetivo de ambos es captar las señales de las cajas negras del avión de Malaysia Airlines antes de que se agoten sus baterías. Aunque el localizador estadounidense puede detectar este sonido a unos 6.000 metros bajo el agua - que es la profundidad máxima que tiene la zona de búsqueda- debe situarse en su radio de acción y moverse a una velocidad de sólo uno a cinco nudos por hora (entre 1,6 y 9 kilómetros por hora).

«El área donde hay mayores probabilidades de que el avión chocara con el agua es donde empezaremos el rastreo submarino», explicó a los reporteros en Perth el responsable del equipo de búsqueda y antiguo mariscal de campo del Ejército australiano, Angus Houston, según informa la agencia Reuters.

Todas las hipótesis

Mientras los investigadores siguen especulando con todas las hipótesis, desde una avería hasta un secuestro pasando incluso por el suicidio de los pilotos, la búsqueda continúa en la zona del Océano Indico donde los satélites localizaron por última vez al avión. Un área de 223.000 kilómetros cuadrados (casi la mitad de España) a dos horas y media de vuelo de Perth, que está siendo peinada por 14 aviones -diez militares y cuatro civiles- y nueve barcos.

Para ayudar en el rastreo, hoy se espera la incorporación al operativo de búsqueda del submarino nuclear británico de la clase Trafalgar ''HMS Tireless', así como de una fragata de Malasia. Pero tanto los familiares de Wang Houbin, uno de los 153 pasajeros chinos del avión, como los investigadores temen que todos los esfuerzos sean en vano si no se encuentran las cajas negras.