La Policía cubre los cuerpos de los fallecidos en las inmediaciones de la estación de Volgogrado, con graves destrozos tras la explosión. :: AFP
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El terrorismo islamista desafía a Putin

Un atentado en la estación de Volgogrado pone en jaque al Gobierno ruso un mes antes del inicio de los Juegos de Invierno

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El terrorismo islamista lanza un nuevo órdago al Kremlin y vuelve a ensañarse con la población civil cuando resta poco más de un mes para que comiencen los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad-balneario de Sochi, una localidad costera ubicada al sur de la Federación Rusa. Un ataque suicida perpetrado en la estación de Volgogrado dejó ayer un saldo de 16 muertos y 37 heridos (nueve de ellos de gravedad), según el informe oficial remitido a la prensa por el Gobierno. Una «carnicería atroz» que pone en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad del Ejecutivo de Vladímir Putin en materia de seguridad nacional.

La bomba, fabricada con diez kilos de trilita, fue detonada en el vestíbulo, cerca de los detectores de metales, en torno a las 12.45 horas (9.34 hora española). El artefacto contenía varias piezas de metralla para incrementar el daño potencial de la explosión. Además, las autoridades también hallaron una granada que no llegó a estallar. El Comité de Instrucción aseguró que el equipo de vigilancia instalado en la terminal a raíz del atentado contra el aeropuerto moscovita de Domodédovo en enero de 2011 impidió que la terrorista accediera a la sala central, lo que evitó que el número de muertos fuera aún más elevado.

Los heridos hacían cola en la puerta del edificio, que acogía en esos momentos a un gran número de personas con motivo de las fiestas navideñas. Un niña de nueve años logró salvar la vida gracias a la rápida reacción de su madre, que la protegió con su cuerpo falleciendo en el acto. Los chóferes de los microbuses que se encontraban aparcados en la entrada relataron que el estruendo fue tan violento que algunos viajeros salieron despedidos a la calle por las ventanas envueltos en una gigantesca bola de fuego. La confusión fue tal que, en primera instancia, la muchedumbre creyó que un avión se había estrellado en la estación a causa de la espesa niebla que cubría la capital.

Una 'viuda negra'

Gracias al hallazgo de su cabeza en el escenario del atentado, el examen genético de los restos permitió a la Policía identificar a Oksana Aslanova, en busca y captura desde 2012, como la responsable material del ataque. La mujer pertenecía a las denominadas 'Viudas Negras', un grupo armado de las repúblicas norcaucásicas de Daguestán y Kabardino-Balkaria, muy activo desde la pacificación de la vecina Chechenia. El movimiento se nutre de las esposas de los líderes milicianos fallecidos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad federales.

Según el perfil que manejan los servicios secretos, Aslanova estuvo casada con dos guerrilleros, ambos abatidos, y había sido entrenada en la colocación y el uso de explosivos bajo la supervisión de Naida 'Amaturahman' Asiyalova, quien el pasado 21 de octubre se inmoló en un autobús. Otro atentado, el más grave en dos años y medio, que también golpeó a la antigua Stalingrado y acabó con un balance de 6 muertos y 30 heridos.

Meses atrás, el líder de la guerrilla, el chechén Doku Umárov, ya amenazó con frustrar los Juegos Olímpicos de Invierno, que transcurrirán del 7 al 23 de febrero. Umárov las tachó de «bailes satánicos sobre los huesos de nuestros antepasados». «Como muyahidines estamos obligados a impedir su celebración por cualquier medio permitido por Alá», proclamó en un vídeo. Volgogrado está emplazada a 690 kilómetros al noroeste de Sochi, sede de la gran competición deportiva.

Putin, que considera los Juegos blancos «una prioridad nacional», endureció recientemente las leyes antiterroristas con medidas como el aumento de las penas y la incautación de los bienes de las personas próximas a los criminales, así como la obligación de sus familiares de compensar al Estado por los daños materiales y morales causados por éstos. El Ejecutivo local ha decretado tres días de luto oficial en la provincia, desde el 1 al 3 de enero, en memoria de los fallecidos y compensará con un millón de rublos (unos 22.300 euros) a los afectados.

La Unión Europea transmitió su pésame a las familias de las víctimas y condenó «enérgicamente» el atentado suicida a través de sendos comunicados del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el líder de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, también quiso manifestar su solidaridad con el Gobierno y el pueblo ruso, calificando el incidente de «ataque bárbaro sin posibilidad de justificación». Por su parte, el Gabinete de Mariano Rajoy mostró «su más absoluta repulsa» hacia lo sucedido en Volgogrado y reiteró «la necesidad de seguir fortaleciendo la cooperación internacional para prevenir y combatir la lacra del terrorismo».