Economia

España sale del rescate... ¿Y ahora, qué?

Europa exige reducir un paro que aporta seis de los 26 millones de desempleados de toda la UEEl abultado déficit y una deuda pública que sigue al alza son las otras asignaturas pendientes suspendidas por Bruselas informe tras informe

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El discurso nunca será tan importante como los datos, como la dura realidad; pero en política, con millones de electores al otro lado, el mensaje es esencial. ¿España ha salido de la crisis? Mariano Rajoy, gallego él, no podría responder mejor: «Depende». Depende de los datos, de su interpretación y, sobre todo, de a quién se le pregunte. En lo institucional, las declaraciones triunfalistas dominan el relato del Gobierno, apoyado en los primeros datos macroeconómicos positivos tras dos largos años de travesía por el desierto en la Moncloa. Todo muy medido, con la apostilla obligada de «aún queda mucho por hacer» y con el presidente en el rol de estadista: «Mientras el paro se cuente por millones no diré que la crisis queda atrás». Diferentes papeles para lanzar un mismo discurso: lo peor ha quedado atrás, ahora toca levantar el vuelo.

Pero lo relevante no es qué dice el enfermo, sino el equipo médico que le atiende. Porque cuando uno debe 41.300 millones de euros -inyectados para mejorar el estado de salud de su sistema financiero-, el mango de la sartén lo asen los que ponen el dinero, los socios de la Eurozona. De ahí que la pauta, el discurso a seguir, sea el de la Comisión Europea, legislador y garante de la estabilidad económica de la UE y donde, por cierto, el triunfalismo ni se conoce ni se le espera.

Dejando a un lado el todo o nada, hay datos positivos, decisiones concretas, que han avalado la mejoría de España. El último se dio la noche del jueves, cuando el Eurogrupo -los ministros de Economía del euro- proclamó entre felicitaciones y advertencias que el país no necesitará una prórroga del rescate bancario de 100.000 millones recibido en junio de 2012, en pleno huracán de los mercados. Se han recibido 41.300, la mayoría destinados a Bankia, y no será necesario utilizar el resto a partir del 6 de enero de 2014, cuando expira la vigencia de la también llamada «línea de crédito en condiciones mucho más favorables (al 0,5%) que las del mercado». «Más que una tutela, ha sido una estrecha colaboración con las instituciones comunitarias», aseguró el ministro Luis de Guindos en su intento de evitar una y mil veces la palabra rescate.

Ni prórroga ni la aprobación de cualquier otro dique de contención en forma de ayudas en caso de que los mercados vuelvan a poner a España en su punto de mira si en 2014, por ejemplo, las nuevas pruebas de resistencia del Banco Central Europeo detectan algún nuevo cráter en el sistema financiero. Un hipotético caso que ni los más pesimistas esperan. Sin embargo, no todos ponen la mano en el fuego por Italia, Francia e incluso Alemania. De ahí que los problemas puedan llegar por el llamado efecto contagio.

Lo peor para el euro, el abismo de la ruptura, parece haber quedado atrás. Una victoria política de Rajoy, que ha peleado duro en Bruselas para llegar a las elecciones europeas de finales de mayo sin el yugo del rescate y proyectar una mejoría económica que en lo macro, y al margen del sesgo político, es obvia en comparación a hace medio año. «Este paso era imprescindible para la recuperación económica», se felicitó De Guindos.

Dos tercios de las reformas

Pero, como en todo préstamo, hay letra pequeña; en este caso, se llama 'Two-Pack'. En líneas generales, viene a decir que los temidos hombres de negro de la troika -Comisión, BCE y FMI-, los mismos que el 2 de diciembre visitarán Madrid para certificar el fin del rescate, seguirán viniendo a España para comprobar que el enfermo sigue tomando las medicinas prescritas, incluso aquellas con peores efectos secundarios. Lo harán cada seis meses hasta que el Gobierno haya devuelto el 75% del dinero recibido, no antes de 2025.

Con el descomunal problema del sistema financiero encarrilado -aún falta la aprobación definitiva de la Ley de Cajas-, la nómina de deberes pendientes sigue siendo ardua. «El Gobierno ha llevado a cabo gran parte de las reformas estructurales, pero sólo ha recorrido dos tercios del camino», aseguró el presidente del Grupo de Trabajo del Eurogrupo, Thomas Wieser, que identificó el paro y las pensiones como las dos grandes áreas donde el Gabinete Rajoy tiene que seguir incidiendo. Pero en Bruselas cada palo lleva su ración de zanahoria. «A corto plazo soy muy optimista, más que con países como Italia», aseguró Weiser tras alertar de que las previsiones de 2014 y 2015 «no son nada halagüeñas».

Y es que el manido triunfalismo de las últimas semanas no se aprecia por ningún lado en las prospecciones económicas de otoño de la Comisión. La tendencia es a mejor, pero en lo referido al paro, el gran cáncer del país, no se espera que baje del 26% hasta dentro de dos años.

«Intolerable», «inaceptable», «insoportable»... En Bruselas ya se han agotado los calificativos y la paciencia va camino de terminarse. Sobre todo porque España, que tiene un peso de en torno a un 10% en la economía de la UE, aporta casi 6 de sus 26 millones de desempleados, una cuarta parte -y en la Eurozona, 6 de sus 19 millones, el 33%-. Con el agravante, además, de sufrir una tasa de paro del 55% en el segmento de población de entre los 16 y los 25 años.

Y si preocupación hay por el desempleo, el déficit no le va a la zaga. La clave es 2015. Será entonces, año electoral, cuando el Gobierno de Rajoy esté obligado a cerrar el ejercicio con el 4,2%. No lo hará a no ser que adopte nuevas medidas para equilibrar sus cuentas. De no hacerlo, el déficit se disparará al 6,6%, advierte la Comisión. Queda por delante la ingente tarea de ajustar otros 24.000 millones a lo ya recortado, y Bruselas, el BCE o el FMI ya han advertido de que la senda de las subidas de impuestos está agotada.

La escalada de la deuda pública es otro problema que ha puesto a España bajo estricto control comunitario dentro del Mecanismo de Alerta, presentado esta semana por el comisario Rehn y que concluirá en primavera. Un chequeo en toda regla que en el peor de los casos podría llevar aparejadas sanciones de hasta el 0,1% del PIB -unos mil millones-. El límite fijado por Bruselas para la deuda pública es del 60% y España, en 2015, se prevé que supere ya el 104%. Y subiendo.