ESPAÑA

Rajoy endurece su mensaje a Artur Mas y reclama la colaboración del PSOE

El jefe del Ejecutivo recuerda al presidente catalán «en la Unión Europea no entraron 17 autonomías, entró el Reino de España»

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Las conversaciones entre el Gobierno y la Generalitat, alentadas por el PSOE y Unió Democrática y amparadas por las patronales catalana y española, para buscar un mejor encaje de Cataluña en España, deben ir por derroteros distintos a los que aspiraba Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno, durante la clausura de la 20 Interparlamentaria que el PP celebró el Córdoba, endureció el mensaje a Artur Mas y trazó con más claridad la línea roja que ya esbozó en el Senado, donde avisó de que no modificaría la Constitución para contentar a los soberanistas.

Rajoy reiteró ayer que una modificación constitucional en el actual contexto político y social sería estéril. Por todo ello, declaró «irreformables» los artículos 1 y 2 de la Carta Magna y avisó a Convergencia Democrática y a Esquerra Republicana de que «no tienen nada de lo que dialogar» sobre una posible reforma constitucional que varíe el concepto de que la soberanía nacional es patrimonio del conjunto del pueblo español. Una pretensión que, por otra parte, no figura en la agenda política de las dos formaciones catalanes que aspiran a la indepdencia y dicen que no se van a conformar con menos.

El PP echa de menos la compañía del PSOE en esta batalla contra el soberanismo. Rajoy puso en valor el discurso único que su partido tiene en todo el país sin distinción de territorios y aseveró que si los socialistas se unieran en esta senda a los populares problemas como el pulso separatista en Cataluña tendría una solución menos compleja. Rajoy hurgó de esta forma en una de las heridas de los socialistas y, de paso, se coló en la Conferencia Política que el PSOE celebra este fin de semana. «Pero no es un pellizco de monja», intentó justificar Rajoy.

Sólo o en compañía del PSOE, el PP defenderá que es absurdo intentar poner «aduanas a los sentimientos que unen desde hace siglos» a catalanes y españoles. Rajoy citó a Enric Millo, secretario general del PP en Cataluña, para recordar que la Unión Europea no admitió como socio a «17 comunidades autónomas, sino al Reino de España».

Este sigue siendo uno de los principales argumentos con los que la Moncloa quiere hacer pedagogía en Cataluña; esto es, el grave perjuicio económico que supondría una declaración unilateral de independencia porque acarrearía un veto de los principales organismos internacionales.

En positivo

Más allá de la controversia territorial, la intervención de Rajoy giró en torno a la misma idea que María Dolores de Cospedal esbozó el viernes, la de la mayoría silenciosa de los españoles que, pese a las duras medidas de ajuste, sigue «apoyando al PP» y está cansada de que le hablen exclusivamente de que todo va mal en España. El jefe del Ejecutivo rezuma optimismo y, pese a que las previsiones macreoeconómicas que el Gobierno ha enviado a la Comisión Europea para los próximos años dicen lo contrario, aseguró que «cuando volvamos a presentarnos ante los españoles (en alusión a las generales de 2015) las cosas estarán infinitamente mejor que cuando las cogimos en 2011».

Un diagnóstico muy alejado del que realizaron en abril Soraya Sáenz de Santamaría, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, cuando anunciaron que al final del mandato de Rajoy habría más desempleados en España que los que dejó José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno no dejó que esos augurios estropeasen su diagnóstico y puso el foco en que aún resta más de la mitad de la legislatura. Dos años en los que vaticinó «veremos crecimiento económico y crecimiento de empleo, os lo aseguro».

Y para que ese mensaje no sea solo patrimonio suyo, animó a los cuadros medios del PP a que salgan a la calle y trasladen a los ciudadanos que España, a pesar de los negros pronósticos de muchos, ha logrado «salir de la Unidad de Cuidados Intensivos».