Dos mujeres cubiertas con la bandera británica observan un vehículo en llamas. :: REUTERS
MUNDO

La violencia vuelve a incendiar Belfast

Más de medio centenar de agentes resultaron heridos en choques entre protestantes y afines al IRA que marchaban por Belfast

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Apenas un mes después de los graves disturbios que sacudieron Belfast, las calles de la capital norirlandesa han vuelto a incendiarse. Una marcha convocada por simpatizantes del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) fue el origen de una batalla campal que dejó al menos a 56 policías heridos cuando cientos de protestantes intentaron bloquear la manifestación. La protesta -convocada por la llamada Liga Anti-Internamiento- pretendía conmemorar la aprobación por parte del Gobierno británico en 1971 de la política de encarcelamiento sin juicio, una medida consideraba por muchos católicos como una de las más represivas en las tres décadas de conflicto.

Los enfrentamientos prendieron de inmediato durante la noche del viernes al intentar los convocados continuar su marcha a través de la avenida Real mientras grupos unionistas salían al paso del recorrido. Agentes antidisturbios desplegados para separar a ambas facciones fueron atacados con ladrillos, botellas, cócteles molotov, trozos de metal y pintas de cerveza de un bar próximo cuando los exaltados se aproximaban al Ayuntamiento de Belfast.

Gases lacrimógenos

A causa de los violentos choques, 56 miembros del Departamento de Policía de Irlanda del Norte (PSNI, por sus siglas en inglés) sufrieron heridas, cinco de ellos tuvieron que recibir tratamiento médico y ayer uno de los agentes continuaba hospitalizado.

Las fuerzas de seguridad arrestaron a seis jóvenes y tuvieron que emplear gases lacrimógenos, cañones de agua y proyectiles de plástico -sustitutos de las balas de goma- para intentar contener los disturbios. Todo ello no impidió que las huellas de las revueltas quedaran retratadas al día siguiente al contemplarse escaparates destrozados y vehículos calcinados. El jefe del PSNI, Matt Baggot, aseguró que el nivel de violencia presenciado en las calles constituyó un ejemplo de «anarquía inconsciente y puro vandalismo», pero advirtió de que las «cárceles estarán a rebosar» en cuanto se identifique a los responsables. «Esta gente no tenía ninguna intención de protestar pacíficamente. No tienen respeto ni dignidad», dijo tras afirmar que los disturbios «manchan la reputación de la ciudad». Para evitar que el caos se propague, Baggott pidió a los líderes locales que se comporten como auténticos «estadistas».

La ministra británica para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, también condenó los enfrentamientos y calificó de «vergonzosa» la actuación de los manifestantes. En su opinión, la provincia ha dado «un paso atrás» después de la buena imagen ofrecida con la organización en junio de la cumbre del G8. Un mes después de la cita mundial, sin embargo, las protestas rebrotaron con dureza y cientos de agentes resultaron heridos durante las tradicionales marchas de la Orden de Orange.