CARRANZA PARA TÍ

Se alquila Ramón de Carranza. Razón: Cádiz CF, que no el Ayuntamiento, su propietario. Precio: 600 euros (800 el ‘finde’). Un escote entre amigos, entre muchos amigos, una vaquita de veintipocos euros y un sueño cumplido a precio de ganga.

Saltar al templo cadista, oler el verde, correr por la senda que marcaron tus ídolos, anotar un gol en la misma portería que consagró a Mágico o Mejías. En definitiva, disfrutar con los ‘colegas’ en tiempo de depresión.

A cambio, con ese dinero recaudado por el club, se levantará el césped (donde días más tarde cantará Alejandro Sanz, gracias al Cádiz) y se plantará uno nuevo para evitar los problemas de cada inicio de temporada. Y con lo que sobre, pues para pagar deudas, que hay muchos agujeros por tapar.

Seamos serios. ¿Hay algo negativo en ello? Para los que dicen que esto es de equipo de barrio, informarles de que el Bernabéu o el Camp Nou se han alquilado para partidos. Hasta para cenas y bodas. ¿También somos más importantes que Real Madrid y Barça?

Otros critican que se utilice un equipamiento municipal para beneficio propio. Ok, pero ¿es mejor no hacer nada? Si el Consistorio lo necesita para cualquier negocio tiene prioridad. Pero para estar cerrado, yermo, vacío...

Hace años se alquilaba para la ceremonia anual de los Testigos de Jehová, y no recuerdo crítica alguna. Valga este ejemplo del alquiler de Carranza para hacer estas preguntas. ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Qué nos creemos? ¿Que alguien va a venir a darnos duros por cuatro pesetas? ¿Que somos el ombligo del mundo? Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero la crítica ha de sostenerse sobre fundamentos racionales. No todo vale. No vaya a ser que un día, sin darnos cuenta, podamos alquilar el Carranza no sólo el mes de junio, sino el año entero.