Luz Gabás posa junto a su novela durante una presentación. :: LA VOZ
Sociedad

«Todo el mundo debería ser en algún momento concejal de su pueblo»

La alcaldesa de Benasque y escritora de la exitosa novela 'Palmeras en la nieve' inaugura esta tarde la Feria del Libro de Cádiz con un pregón en torno al autor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968) es la primera alcaldesa -de Benasque- novelista. Mejor, al revés. La también profesora se siente ante todo escritora. Hace poco más de un año consumó su sueño: ver publicada, no sin pocas intentonas, su novela 'Palmeras en la nieve' (Temas de hoy), una historia sobre el pasado colonial español en Guinea Ecuatorial. Hoy, la literata suma un nuevo reto en su incipiente aunque ya exitosa carrera, pregonar la Feria del Libro de Cádiz.

-Con sólo una novela publicada va a ser la pregonera de la Feria del Libro de Cádiz, ¿cómo se encuentra?

-Muy nerviosa. Siempre que te encomiendan pregonar una feria del libro es un honor porque eso significa que has publicado un libro y que piensan en ti. Y claro, siempre que vas a un sitio desconocido y tienes que hablar, pues produce cierto respeto.

-¿Cuál va a ser el contenido de su pregón?

-No va a ser algo excesivamente académico. Tendrá que ver sobre el autor. Un poco sobre la reflexión que lleva a escribir y cómo conecta el autor con el lector.

-En su caso, ¿qué le llevó a dedicarse a la literatura?

-En mi caso, como en muchos otros, no es que un día te levantes y te pongas a escribir, es que estás escribiendo continuamente, desde pequeña escribía redacciones, después pequeños artículos, estudié una carrera relacionada con las letras... Sí es cierto que un día, no sabes exactamente por qué, dices «me voy a poner en serio» y redactas una novela. En mi caso ha sido un poco tarde en el sentido que he empezado cuando he tenido una estabilidad económica.

-¿Fue la novela la que le llamó para que la escribiese?

-Sí, claro. En el caso de los escritores noveles siempre ocurre eso, la novela te llama, te llama mucho. Es algo que quieres hacer y tienes que hacer. Luego, una vez que publicas una y con cierto éxito, es verdad que tienes más libertad para ponerte a pensar e investigar lo que te gustaría hacer. Pero la primera la tienes clarísima, quiero escribir sobre esto, esta es mi historia.

-¿Cuál es el origen de su historia?

-En el valle de Benasque, de donde procede toda mi familia paterna, hubo una pequeña emigración de gente que a lo largo del siglo XX fue a trabajar a las plantaciones de cacao de Fernando Poo, de la Guinea Ecuatorial. Nosotros, en el valle, crecimos con el mito de Guinea, esta historia es muy conocida aquí, pero me extrañaba que en el resto de España hubiese tanto desconocimiento sobre ese pasado colonial. Ese fue el germen de mi novela. Tenía el privilegio de conocer la parte blanca, la de la gente que se fue de España y quería saber más de la otra. Me centré sobre todo en el final de la etapa colonial. Me interesaba saber por qué se pasó de la relación más estrecha al olvido más absoluto.

-Las diferencias entre ambos pueblos, entonces y ahora, deben de ser clarísimas...

-Ahora Benasque es un sitio turístico pero en los 50 se vivía con escasez. Entonces, un joven con inquietudes y que no tenían la oportunidad de estudiar buscaba alternativas fuera. Los que se marcharon a Guinea fueron emprendedores que quisieron conocer nuevo mundo y mejorar su futuro. Ganaban buenos sueldos, aunque no fueran propietarios. La novela está basados en esos personajes, en los trabajadores de las fincas que ganaban 20 veces más que en España. El cambio fue brutal, de ahí el título de la novela, de las palmeras a la nieve, del frío al calor, del ambiente gris al luminoso, de la escasez a la abundancia y de ser un simple joven ganadero a ser un poderoso capataz.

-¿Se planteó escribir una obra con moraleja?

-No es una novela denuncia, pero hay cierta moralina. Lo que sí ofrece, que creo que es lo que se ha valorado mucho, son diferentes puntos de vista. No he tenido reparos en exponer los argumentos de quienes defendían la colonización, pero también los de quienes son críticos respecto a esa etapa.

-¿Cuánto hay de real y de ficción en 'Palmeras en la nieve'?

-No cuento la autobiografía de mi padre ni mucho menos. El éxito de la novela es que muchas personas se han podido sentir identificadas con la historia. No es la vida de mi padre, es la vida de alguien como mi padre, la de muchos como mi padre.

-¿Está de acuerdo en que junto a María Dueñas la consideren como las damas del 'best seller' colonial?

-Fue una feliz coincidencia. Yo tenía el manuscrito escrito cuando salió el 'Tiempo entre costuras'. Me di cuenta de que si la suya, que cuenta algo desconocido, por qué la mía no iba a funcionar.

-¿Qué se siente más, escritora, profesora o alcaldesa?

-La etiqueta que más me gusta es la de escritora, porque es un sueño cumplido. Lo de ser profesora es un trabajo. Lo de política siempre digo que todo el mundo debería ser en un momento dado concejal de su pueblo. Es una escuela increíble, pero tendría que ser temporal.

-Ha dicho que su pregón va sobre el autor pero, ¿para qué escribe Luz Gabás?

-Tengo muchas respuestas que no quiero revelar ahora. Lo más fácil es decir que para comunicar algo, como terapia.

-En cuanto a la relación con los lectores, cuando uno la entabla ya nunca vuelve a ser como antes, el escritor deja de ser virgen...

-No ser virgen tiene sus ventajas como que adquieres experiencia, pero tiene el inconveniente de que puedes perder la frescura.