Pesimistas Optimistas

La prima de riesgo, la única aliada de un Rajoy asfixiado por el paro

La economía real todavía no se ha beneficiado de la euforia en los mercados financieros por la liquidez inyectada por los bancos centrales El diferencial con el bono alemán, que puso contra las cuerdas al Gobierno en el verano de 2012, es ahora el mejor aval de su política económica

BILBAO. Actualizado: Guardar
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La prima de riesgo española no ha parado de bajar mientras el desempleo marcaba un récord histórico de 6,2 millones. Es un ejemplo claro del divorcio que existe entre la boyante economía financiera, esa dominada por los bróker y especuladores, y la deprimida economía real, la que afecta a las familias y a los negocios. Los anglosajones, que siempre tienen un término para todo, lo denominan 'Wall Street versus Main Street'.

Las masivas inyecciones de liquidez de los bancos centrales no llegan en algunos países, como España, a las empresas y los hogares, que siguen teniendo serias dificultades para acceder al crédito, administrado por la banca con cuentagotas y a precios altos. Lo reconocía con «frustración» este mismo jueves el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, que, sin embargo, no concretó ninguna medida para solucionarlo. Tan solo anunció la creación de un equipo de trabajo para estudiarlo. Una decepción para los que confiaban en una propuesta más inmediata, algo para que las pequeñas empresas se beneficien también de tener el precio del dinero en el 0,5%, un mínimo histórico.

Entre ellos, el mismísimo presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que tachó de «inaceptable que las empresas de los países del Sur estén pagando mucho más para financiarse que las de los estados miembros del norte». En concreto, según la última encuesta del BCE, las pymes españolas pagan por los créditos de menos de un millón de euros un 5,17% frente al 2,9% que abonan las alemanas. Pero eso no es lo peor. El 66% de las pequeñas y medianas empresas españolas asegura que le han subido el tipo de interés entre octubre y marzo; y a más de la mitad (el 51%) le han denegado el crédito, no le han dado todo la cantidad solicitada o, simplemente, le han pedido un precio tan alto que ha desistido.

Solo un dato más, esta vez de las estadísticas del Banco de España. La financiación a las empresas se contrajo un 6,9% en marzo hasta quedar en 1,1 billones. Pese a la urgencia del problema, no queda otra que esperar y conformarse con el efecto tan positivo que la política expansiva del BCE y del resto de bancos centrales tiene sobre la prima de riesgo, que no es nada despreciable. El diferencial entre lo que paga el bono español a diez años y el alemán terminó el viernes en los 280 puntos, más de 100 puntos por debajo del nivel al que inició el ejercicio y casi a la mitad de los 640 que alcanzó en julio, cuando se especuló con el rescate de España. La rentabilidad del bono acabó en el 4%, un mínimo desde 2010, después de cotizar casi toda la jornada por debajo incluso de esa cota.

Menos intereses

Todo un éxito. Esta rebaja supone, en primer lugar, un importante ahorro en el coste de financiación, que podría superar los 10.000 millones de euros si se comparan los tipos actuales con los de aquel nefasto julio de 2012. En los Presupuestos, el Gobierno calcula que pagará 38.500 millones de euros este año en intereses, aunque posteriormente ha rebajado del 5% al 4,84% su estimación del tipo del bono a diez años. Probablemente sea la única revisión en clave positiva que se ha podido permitir. Este recorte beneficia asimismo a las grandes empresas que acuden a los mercados de capitales, porque su financiación también se abarata.

Más allá del ahorro de costes, la prima de riesgo se ha convertido en el mejor -quizás el único- aval de la política económica de Rajoy. Sobre todo ahora que ha reconocido su impotencia frente al desempleo -uno de cada cuatro trabajadores seguirá en el paro en 2016- y tiene que lidiar con críticas dentro de su propio partido como las de Esperanza Aguirre, que exige más tijera en el gasto público y bajar los impuestos.

La evolución del diferencial con el bono alemán es uno de los pocos elementos que le permiten sostener eso de que «sabe lo que hace». El ministro de Economía, Luis de Guindos, echó mano de este mensaje para justificar la gestión del Gobierno durante el pasado Consejo de Ministros. Según subrayó, la «mejor señal» de que las circunstancias económicas están en un «momento de giro» es que el coste de financiación ha bajado al 4% desde el 7% de hace meses. Ha desaparecido la amenaza de un «rescate» que se llegó a considerar inminente, remarcó.

Resulta paradójico que esa misma prima de riesgo que puso contra las cuerdas al Gobierno de Rajoy en el verano de 2012 sea ahora su mejor aliada. La prueba de que hay luz al final del túnel a pesar de que las previsiones de crecimiento y paro para los próximos cuatro años son aterradoras.

De Guindos aseguró el viernes que esta rebaja de la prima de riesgo obedece al reconocimiento fuera de España de las reformas acometidas. Pero hay serias dudas al respecto. Para empezar, los analistas recuerdan que el punto de inflexión se produjo con la promesa del BCE de intervenir en el mercado para apoyar a los países que pidieran su rescate. Solo el anuncio sirvió para acabar con el ataque de los especuladores contra España e Italia. Consideran, asimismo, que la reciente caída del tipo de interés a pagar tiene mucho que ver con las inyecciones de liquidez de los bancos centrales europeo, estadounidense y japonés.

«El Banco de Japón ha anunciado su intención de doblar su balance. La Reserva Federal, que mantiene su política de estímulos. Eso implica un montón de liquidez en el mercado que busca activos que den un interés algo más elevado, y por eso hay tanta demanda de deuda española. Cuando aumenta la demanda, baja el precio», explica Joaquín Maudos, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Este experto también cree que influye el freno a las políticas de austeridad a ultranza en Europa.

Especulación

En la misma línea, José Carlos Díez, estratega jefe de Intermoney, advierte de que «los bancos españoles han vuelto a comprar títulos del Tesoro, que les dan un atractivo interés, para luego descontarla en el BCE y obtener liquidez». Un negocio redondo. Las estadísticas así lo revelan. En febrero las entidades residentes volvieron a incrementar sus compras de deuda nacional hasta los 237.000 millones mientras que los extranjeros redujeron su posición en 4.000 millones. Si bien es cierto que desde agosto de 2012, gracias a la intervención del BCE, se había producido un progresivo retorno de los inversores foráneos.

De acuerdo con esta tesis, el descenso de la prima de riesgo es consecuencia de la especulación en busca de activos con una rentabilidad atractiva frente a unos tipos de interés en mínimos. Por tanto, será cuestión de tiempo que la burbuja se desinfle. «La prima de riesgo terminará convergiendo con la deprimida economía real», vaticina Díez.

Otros expertos, por contra, sí perciben mejoras en la economía española que justifican la mayor confianza en la deuda del Tesoro y en una salida de la crisis. Rafael Doménech, economista jefe de BBVA Research, presentó este martes en Bilbao unas previsiones muy optimistas basadas en la idea de que «las menores tensiones financieras impulsarán una mejora de la economía en 2014». Defendió, además, que se han registrado «importantes avances como el aumento de las exportaciones, la mejora de la competitividad, retorno de los capitales extranjeros...».

David Cano, de Analistas Financieros Independientes (AFI), comparte esta visión. «Hay indicadores que están mejorando. Y la relajación en la prima de riesgo se terminará por ver en la economía real en 2104. Aunque cueste creerlo, las medidas de estímulo del Banco de Japón pueden ayudar a crear empleo», asegura este experto.

Según esta tesis, la bonanza en la economía financiera terminará por trasladarse a la real, y favorecerá el crecimiento y la creación de empleo. Ahora bien, tanto en AFI como en el BBVA advierten de que la magia solo funcionará si Rajoy sigue con las reformas que le quedan pendientes y si el Eurogrupo también avanza en la unión bancaria. Sostienen, asimismo, que el BCE debería acelerar ese plan de ayuda a las pymes para desobstruir los canales que conectan a Wall Street con Main Street.

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