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Pisando el centro

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En esta ciudad con forma de mano abierta y antebrazo, muchas veces me he preguntado por la ubicación del centro. De un kilómetro cero donde empezara la numeración de las calles y las rutas marítimas.

El centro pudo estar entre la Torre Tavira y el solar del Teatro Cómico donde se dataron recientemente los restos humanos más antiguos de la ciudad, o en El Pópulo durante la Edad Media, si nos remontamos al tiempo en que todos los vecinos se veían las caras en un cuadrado de 200 metros de lado.

Las flechas indicadoras para los visitantes señalan la plaza del Palillero como punto de encuentro. Y es 'meeting point', porque realmente allí se ha ubicado durante años el centro geográfico de la ciudad, como lo era de España el Cerro de los Ángeles, en Madrid, mientras figuró en los libros de texto. En realidad, el centro geográfico de la ciudad se localiza en la calle Columela, entre la plaza de las Flores y la del Palillero, pero por aproximación, ha quedado en esta segunda. Y forma parte del tránsito de la columna comercial de la ciudad.

Para mí, en cambio, si hubiera que fijar un centro en Cádiz, sería oportuno ubicarlo en el círculo central de la plaza de San Antonio. Ese lugar donde confluyen las líneas de la plaza. Donde no caben más que los pies de una pareja abrazándose; donde han desfilado ejércitos; donde he visto media docena de chavales doliéndose de la muerte de Michael Jackson; donde paran algunos turistas a mirar hacia el catálogo de torres mirador.

¿Y qué ventajas tiene fijar este centro? Quizá, la de hacer coincidir una referencia del mapa con una real, como al cruzar el Ecuador o poner los pies en uno de los polos. Pisar un lugar sin ancho, largo ni alto; con cero dimensiones. Un punto. Donde podemos parar unos segundos y sentir eso que a falta de un nombre mejor podríamos llamar cargarse de energía. De aquella que han dejado los que han pasado por esta ciudad, los niños que van al colegio, y los adultos que vuelven de las tabernas. Todas esas personas pusieron los pies en este punto tan falto de materia y cargado de peso, resultante de pisar el corazón de la historia de esta ciudad.

Para Alberto Ramos Santana